Las alertas volvieron a encenderse para los sacerdotes en el país. Los últimos 25 años han muerto 55 religiosos, según lo presentado por el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).
Puebla se encuentra en el lugar número 8 de estados con más sacerdotes muertos, representado un 6 por ciento de 55 padres asesinados en México. En su reporte presentado en 2015, la SIAME señaló que 44 por ciento de atentados corresponden a secuestros y torturas, 35 por ciento fueron asaltos a parroquias, 15 por ciento fueron agresiones en la calle y 6 por ciento corresponden a causa desconocida.
Las entidades de Guerrero y la Ciudad de México son las más peligrosas para ejercer el sacerdocio, con 15 por ciento cada uno. Le sigue Chihuahua y Michoacán, con 9 por ciento cada uno; Veracruz, 8 por ciento; Baja California, Tamaulipas y Puebla, con 6 por ciento cada uno; Oaxaca, Jalisco, Estado de México, con 4 por ciento cada uno; Coahuila, Hidalgo, Aguascalientes, Guanajuato, Sinaloa, Durango y Colima con un 2 por ciento cada uno.
De acuerdo con el Centro Católico Multimedial (CCM), desde 1990 a febrero de 2016, sumaban más de 50 ataques que costaron la vida a sacerdotes, seminaristas, sacristanes, un diácono, un cardenal y una periodista católica, así como la profanación de más de 3 mil templos católicos en la última década.
El grado de violencia ha llamado la atención del Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos, tanto que en 2015 avaló el informe presentado por el CCM que reportaba que sacerdotes y otros líderes religiosos, en algunas partes del país, continúan siendo blanco de extorsiones, atentados, amenazas de muerte e intimidación de parte de grupos del crimen organizado.
Mientras tanto, al enterarse del hecho, el Papa Francisco expresó su pésame y condenó todo atentado a la vida y dignidad de las personas. Sin embargo, nuevamente fue enfático y exhortó “al clero y los agentes pastorales de la diócesis a continuar con energía su misión eclesial a pesar de los obstáculos, siguiendo el ejemplo de Jesús el buen pastor”.
El tiempo y el crimen ya alcanzaron a la Iglesia
En febrero de 2016, el vocero de la Arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, respondió a la BBC Mundo el porqué, aparentemente, el narco no se metía con los sacerdotes.
Y respondía: "Es cuestión de tiempo, va a llegar a un momento en que no se va a respetar a nadie porque así es el mal, la mentalidad de los criminales".
La tarde de ayer, la Fiscalía estatal dejó en claro que la muerte del sacerdote Alejo Nabor Jiménez y del sacristán José Alfredo Suárez de la Cruz no tienen nada que ver con la delincuencia organizada, pues tanto víctimas como victimarios se encontraban en una reunión conviviendo.
La declaración genera molestia y dudas entre los sectores de la sociedad. Si no se trató de un ataque certero, quién es el homicida y por qué portaba un arma, de la cual nueve balas impactaron al padre y otro más se incrustó en el sacristán.
Con información de LetraRoja