Las bandas de chupaductos en los municipios que conforman el llamado Triángulo Rojo son los que verdaderamente gobiernan en la zona, ya que tan sólo en este 2016, en al menos 12 ocasiones han desarmado y golpeado tanto a militares como a policías de la Gendarmería y a estatales.
Tan sólo el miércoles de esta semana se registraron tres hechos en la región, ya que mientras en Palmar de Bravo un grupo de los también llamados huachicoleros golpearon a personal de Seguridad Física de Pemex a quienes les robaron siete armas, en Tepeaca se dio un enfrentamiento entre un grupo de ladrones de combustible y militares, luego que los uniformados realizaran un operativo.
El mismo día, otro grupo de supuestos ‘ordeñadores’ de los ductos de Pemex desarmaron a personal de la paraestatal, además de amenazar con lincharlos en Quecholac.
Aquí un recuento de algunos de los casos en los que los uniformados han salido perdiendo:
Palmar de Bravo, el municipio sin ley
El reporte sobre una toma clandestina del poliducto Minatitlán-México, hizo que un grupo de militares se movilizara a San José Bellavista en el municipio Palmar de Bravo, pero apenas se acercaban a la entrada de la comunidad, cuando un chiflido provocó que en menos de cinco minutos fueran rodeados por unas 50 personas. No tuvieron tiempo de reaccionar, ya que rápidamente fueron despojados de sus armas y ropa mientras eran golpeados con palos y piedras.
El hecho ocurrió el 20 de enero de este año y durante más de cinco horas, dos militares estuvieron retenidos en una bodega hasta que fueron rescatados en un operativo realizado por alrededor de 300 elementos. Esa madrugada fueron detenidos cinco hombres.
No era la primera vez que personas involucradas con el robo de combustible sometían a las fuerzas armadas. En la misma comunidad San José Bellavista, el 29 de octubre del 2015, ocurrió un hecho similar: decenas de pobladores intentaron linchar a cuatro militares cuando comenzaban a catear bodegas en donde eran almacenadas bidones de gasolina.
Persecución contra policías federales
Otro suceso que involucró a bandas de chupaductos con uniformados ocurrió el 16 de mayo cuando se registró una persecución contra elementos de la Policía Federal en el que un supuesto delincuente resultó muerto en la carretera estatal Tecamachalco-Cañada Morelos, en la comunidad Froylán C. Manjarrez, perteneciente a Quecholac.
El 26 de ese mismo mes, en San Francisco Tláloc, junta auxiliar de San Matías Tlalancaleca, la Policía Federal se enfrentó a disparos con un grupo de delincuentes, luego que los uniformados localizaron varias camionetas con bidones abastecidos con combustible robado lo que derivó en la quema de cuatro camionetas.
El 30 de agosto, en ese mismo municipio, policías que realizaban rondines cerca de una toma clandestina fueron replegados a balazos quedando abandonada en el lugar una camioneta tipo Ford de color rojo, sin placas de circulación, en la que transportaban 2 mil litros de hidrocarburo.
Chupaductos asesinan a policía de Veracruz
También el 30 de agosto, pero en Esperanza, los ladrones de combustible asesinaron a disparos a un elemento de la Policía Estatal de Veracruz y lesionaron a tres más.
Los uniformados fueron interceptados por varios sujetos en el kilómetro 221+240, de la Autopista Puebla-Córdoba, cuando iban a bordo de la patrulla SP-1761, quienes les dispararon en varias ocasiones causando la muerte a un uniformado. El día de los hechos se supo que las fuerzas policiales del vecino estado acudían al llamado de una fuga por toma clandestina por lo que ingresaron a territorio poblano.
Un día antes, el 29 de agosto, un grupo de huachicoleros de La Encrucijada, perteneciente a Palmar de Bravo atacó a elementos de la Policía Estatal de la base de operaciones de Esperanza, cuando realizaban recorridos a bordo de la patrulla PE-595, apoderándose de cuatro rifles AR-15 y dos pistolas tipo escuadra.
Militares, los más sometidos
Durante este año han sido los militares quienes han sido sufrido en mayor medida las agresiones y desarme por las bandas. Otro hecho se registró el 17 de octubre pasado cuando elementos del Ejército Mexicano pretendían detener a un huachicolero en la población San José Cuyachapa, perteneciente a Esperanza, lo que originó que la comunidad enfureciera y los golpearan.
El 29 del mismo mes de octubre se registró un enfrentamiento entre policías del Grupo Operaciones Estatales (GOES) y chupaductos en el que falleció un menor de edad, quien supuestamente trasladaba bidones de gasolina en la localidad de Magdalena Tetela perteneciente a Acajete.
En esa ocasión, hombres encapuchados cerraron la circulación en la Carretera federal a Tehuacán a la altura de San Jerónimo Ocotitlán y en la Autopista Puebla-Orizaba.
El día 30, en inmediaciones de la Autopista Puebla-Orizaba, a la altura de Tepeaca, se registró un enfrentamiento entre personal de Seguridad Física de Pemex y huachicoleros quienes intentaban recuperar dos vehículos que fueron asegurados con combustible robado.
Los hechos ocurrieron cuando elementos de la Gendarmería y de la Policía Federal, hicieron contacto en el kilómetro 155 de la Autopista, con elementos de Seguridad Física, que resguardaban dos camionetas tipo Pick Up.
Tres hechos en un solo día
Los últimos casos ocurrieron en esta semana en Palmar de Bravo, Tepeaca y Quecholac, municipios que ocupan los primeros lugares en número de tomas clandestinas.
En el caso de Palmar de Bravo, una unidad con personal de Pemex fue interceptada en Guadalupe Enríquez en donde fueron desarmados y golpeados. Los elementos de Seguridad Física de Pemex fueron despojados de siete armas de fuego: cuatro rifles AR-15 y tres pistolas calibre 9 milímetros.
El mismo día un grupo de 20 ladrones de combustible desarmó a elementos de la paraestatal, en la zona del Triángulo, pero dentro de los límites de Quecholac.
Horas antes, en Tepeaca, un grupo de chupaductos se enfrentó con policías derivando que se cerrara por tres horas la Autopista Puebla-Orizaba.