Wednesday, 20 de August de 2025

Miércoles, 15 Junio 2016 01:32

Capo de chupaductos de noche, fanático del beisbol de día

José Luis Vélez Robles fue asesinado en la unidad deportiva de Acatzingo. Era conocido como La Pachona y/o La Chinaca y en el 2011 fue aprehendido en una bodega de la localidad de San Sebastián Villanueva, en donde se almacenaban 22 mil litros de gasolina robada; salió libre tras cumplir una condena de tres años

  • Elvia Cruz / @cruz_elvia


La lluvia aún caía cuando José Luis Vélez Robles buscaba convencer desde el centro del campo de béisbol de la unidad deportiva Acatzingo a los integrantes del equipo Santiago Acozac no suspender la final con Candelaria Portezuelo.


Pocos de los presentes sabían que estaban frente al capo de una banda de chupaductos de la región conocido como “La Pachona” y/o “La Chinaca”.


Su pasión por el beisbol llanero lo llevó a conformar hace poco más de un año una novena de jóvenes a quienes pagaba al menos mil pesos por cada partido. Bautizó el equipo con el nombre de su comunidad –Candelaria Portezuelo– perteneciente al municipio General Felipe Ángeles, desde donde presuntamente planeaba las “ordeñas” a los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).


Vélez Robles dejó la cárcel a finales del 2014, tras cumplir una condena de tres años, luego que en mayo del 2011 fuera aprehendido en una bodega en la localidad de San Sebastián Villanueva en Acatzingo, en donde se almacenaban 22 mil litros de gasolina robada.


Debido a que el delito no era tipificado como grave en ese entonces, este hombre de 37 años de edad recuperó pronto su libertad. Apenas en enero de este año entró en vigor la nueva Ley Federal para Prevenir y Sancionar delitos cometidos en Materia de Hidrocarburos que castiga hasta con 25 años de cárcel a quienes roben combustible.


“Aguas, te van a matar”


Eran alrededor de las 15:30 horas del domingo 12 de junio cuando una camioneta Ram negra entró acelerado al campo. Algunos creyeron que se trataba de algún borracho.


De la unidad descendieron dos hombres con los rostros cubiertos y caminaron hacia “La Pachona”, quien se encontraba de espaldas. “Aguas, te van a matar”, fue la única advertencia que se escuchó entre algunos de los jugadores.


Según testigos, el supuesto líder de ladrones de combustible empezó a correr. Buscó cubrirse tras las gradas, en donde se encontraban familias completas.


Pronto llegaron otras dos unidades con al menos seis hombres, quienes accionaron sus armas largas.


Los dos primeros dispararon en más de tres ocasiones en la cabeza de Vélez Robles, mientras que los aficionados de las gradas del lado norte de la cancha gritaban y brincaban la malla ciclónica para salvar su vida.


Nadie entendía lo que ocurría. Del lado extremo, el padre y un hermano del chupaducto veían cómo el comando armado cobraba venganza, o al menos es la línea de investigación que sigue la Fiscalía General del Estado (FGE) en torno a este hecho.


En el lugar, sólo La Pachona perdió la vida de manera instantánea. Otro hombre murió cuando era trasladado a un hospital. Un tercero falleció en un hospital de la zona.


Y aunque la Fiscalía asegura que hay 11 heridos, algunos de los que salvaron su vida dan cuenta que fueron más de 20 las personas que fueron trasladadas en camionetas particulares y en ambulancias a diversos nosocomios por heridas de bala. En las gradas quedaron olvidadas las sombrillas, gorras y sombreros.


La doble personalidad


En un recorrido en el municipio, algunos vecinos recuerdan a José Luis Vélez Robles como un hombre violento. Lo relacionan con un atentado contra policías ministeriales el 25 de septiembre del 2015 en la Carretera federal a Xalapa. Esa vez resultaron heridos los agentes Juvencio Espinosa y Álvaro Luna.


Algunos más lo defienden y aseguran que era “bueno” porque realizaba labores altruistas como ayudar económicamente a personas de la tercera edad, especialmente en la comunidad de San Sebastián Villanueva, en donde fue detenido en mayo del 2011.


El triángulo rojo se tensa


Acatzingo forma parte del llamado “triángulo rojo”, integrado por otras ciudades como Tepeaca, Quecholac, Palmar de Bravo y Acajete. Son conocidos así por concentrarse aquí el 80 por ciento de las tomas clandestinas. En el último año, ha crecido la tensión en la zona por la guerra que existe entre las bandas de ladrones de combustible que ha incluido balaceras, explosiones, secuestro y desarme de militares.


En Acatzingo por ejemplo, la actividad creció en el último año en un 205 por ciento al pasar de 34 tomas clandestinas en 2014 a 104 durante el año pasado.


*Con información de corresponsale