A 15 días de cumplirse 7 años de la tragedia del sismo de 2017, hay edificios en Izúcar de Matamoros donde sus dueños no han podido restaurarlos y se han convertido en un problema de salud pública ya que indigentes se meten a dormir y a drogarse en este lugar.
Ejemplo de ello, ocurre con un inmueble ubicado en el centro de Izúcar de Matamoros, entre las calles Melchor Ocampo e Hidalgo, enfrente del zócalo, lugar donde alguna vez fue parte del patrimonio de Izúcar de Matamoros.
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A pesar de su importancia ha caído en el olvido, desde que quedó en manos de particulares, convirtiéndose en un grave problema para la comunidad, ya que se ha convertido en un “picadero”, que son lugares en donde sujetos se drogan con sustancias ilícitas.
La propiedad, que pertenece al político y empresario local Arturo Vargas, ha quedado en estado de abandono. Lo que antes era un símbolo de la historia local, hoy es un sitio utilizado para el consumo de alcohol, la venta de drogas, y un depósito de basura.
Además, se ha convertido en un refugio para personas sin hogar, quienes lo usan como dormitorio improvisado, y un sanitario al aire libre.
Comerciantes y residentes de la zona han alzado la voz ante la situación, manifestando su preocupación por el peligro que representa el lugar. La acumulación de basura y el uso del inmueble como sanitario improvisado no solo afecta la salubridad del área, sino que también incrementa la inseguridad.
Se estima que al menos una docena de personas duermen allí habitualmente, utilizando colchones esparcidos en lo que queda de las habitaciones.
En los últimos años, el inmueble ha sido escenario de múltiples incendios, aparentemente provocados por quienes lo ocupan ilegalmente.
Ante esta situación, vecinos y comerciantes han exigido a las autoridades y al propietario que tomen medidas urgentes. Entre las propuestas, se incluye la instalación de rejas en las entradas del edificio, ya que las protecciones anteriores fueron robadas.
La comunidad insiste en que es necesario actuar rápidamente, no solo para preservar la seguridad y la salud pública, sino también para proteger la imagen de la ciudad y garantizar la seguridad de quienes transitan por la zona.
Hasta ahora, no ha habido una respuesta concreta por parte del propietario del edificio, ni se han presentado planes de rehabilitación o aseguramiento. La comunidad de Izúcar de Matamoros sigue esperando acciones inmediatas que solucionen esta problemática que ha persistido por años.