El Día de Muertos, celebrado el 1 y 2 de noviembre, es una tradición ancestral mexicana que honra la memoria de los fallecidos y también días feriados. El primer día, conocido como Todos los Santos, se dedica a los niños, mientras que el 2 de noviembre, Fieles Difuntos, es la fecha principal en que se finalizan los altares y ofrendas. Estas fechas suelen ser acompañada de suspensiones escolares y hasta laborales, pero este año quizá no.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) reconoce esta celebración en las escuelas, promoviendo actividades culturales en preescolar, primaria y secundaria para que estudiantes, docentes y padres de familia se involucren en la tradición. No obstante, este año, el 2 de noviembre cae en sábado, por lo que no habrá suspensión adicional de clases.
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En el ámbito laboral, el Día de Muertos no es un día de descanso obligatorio según la Ley Federal del Trabajo (LFT), ya que no está incluido en el artículo 74 que establece los días feriados oficiales. A pesar de esto, el 2 de noviembre es una fecha de importancia cultural y espiritual para la sociedad mexicana, resaltada por la UNESCO como un encuentro entre generaciones y una expresión de la herencia indígena en el país.
La celebración del Día de Muertos varía entre regiones, pero en todas ellas simboliza la bienvenida a los seres queridos desde el más allá. Esta práctica tiene raíces prehispánicas, cuando se creía que las almas regresaban temporalmente para convivir con sus familiares, recibiendo sustento de las ofrendas.