En el bloque opositor no están leyendo con inteligencia los mensajes de las encuestas y se están agobiando y agotando por tratar de cambiar los mensajes de las tendencias de las cifras: los números positivos le corresponden a la candidata Xóchitl Gálvez Ruiz, pero los negativos están revelando el repudio social a las marcas PRI y PAN.
La propia candidata ya ha dado indicios de los mensajes del electorado, pero en lugar de reaccionar con la construcción de una candidatura no partidista y de cimentar un equipo de figuras que realmente le digan individualidades al electorado, la abanderada opositora no ha podido deslindarse de los negativos del PRI, el PAN, Claudio X. González, Coparmex y la ultraderecha española que ya le incrustó el expresidente Felipe Calderón desde su exilio en Madrid huyendo de persecuciones penales.
La dependencia que tiene Gálvez Ruiz del patrocinio de partidos y figuras con poca credibilidad social habla de su propia inseguridad y de los temores de no poder jalar tendencia de voto si se presenta como candidata social. Y las justificaciones para explicar sin coherencia el apoyo del PRI y del PAN confirman la percepción del electorado de que ella carece de atributos propios y solamente está a la expectativa de sumar partidos opositores.
Pero de manera también evidente, el PRI y el PAN parecen estar seguros de la imposible victoria de Xóchitl y sólo la están aprovechando como vehículo para proteger las posiciones por las que verdaderamente están peleando: las curules en la Cámara de Diputados y el Senado para impedir que la coalición Morena-PV-PT alcance la mayoría calificada de 67 por ciento de legisladores para poder modificar la Constitución por sí misma y sin negociar con la oposición.
Al arrancar el segundo de tres meses de campaña presidencial y el primer mes de campañas legislativas, la tendencia de votos coloca en posición adelantada a Claudia Sheinbaum Pardo, sin indicios reales de que el estilo político-mediático de Gálvez Ruiz pudiera darle una voltereta a las encuestas, en tanto que las expectativas de las nueve gubernaturas le estarían dando ventaja en seis a Morena, Yucatán y Guanajuato al PAN y Jalisco a Movimiento Ciudadano, pero con algunos mensajes que también está leyendo mal la oposición: la fuerza política del presidente López Obrador podría dar la sorpresa en esas tres plazas, partiendo del criterio de que son opositoras pero la aplastante tendencia a favor del presidente López Obrador podría plantear cuando menos como hipótesis el carro completo morenista estatal.
En competencia legislativa que comienza hoy lunes 1 de abril, por lo menos se tienen indicios de que Morena y aliados estarían sobre una tendencia previsible de 55% por ciento de los votos, pero con dificultades para conseguir los 12 puntos porcentuales adicionales para la mayoría calificada, aunque también aquí podría operar a favor del partido oficial el peso de la figura presidencial y sobre todo el mensaje del 5 de febrero de que se requiere de la mayoría calificada de 67 por ciento de legisladores para completar la reforma de la estructura del Estado que ofertó el presidente López Obrador con 20 iniciativas de ley.
La tendencia de votos presidenciales, legislativos y estatales para Morena está dependiendo del peso político del jefe del Ejecutivo federal, con una fuerza electoral y política que se basa en el activismo presidencial para potenciar la presencia de López Obrador en las elecciones sin necesidad de aparecer su nombre en las boletas. En el pasado, los expresidentes salientes Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto presentaron aprobaciones personales altas, pero no la transminaron a sus candidatos sucesores, dejando que el peso negativo de sus presidencias contaminara a los candidatos oficiales.
En síntesis, Xóchitl presentó los perfiles de una figura personal que impactó en el primer nivel a cierto electorado conservador, pero ha quedado atrapada en los lastres de los partidos opositores que la apoyan y de los sectores conservadores que están muy bien identificados por el electorado como representantes de sus propios intereses y no del bienestar de la sociedad; en este sentido, vale más un mal programa social lopezobradorista que el mensaje electoral que dejan la Coparmex o el PRI de Salinas, Peña Nieto Y Roberto Madrazo en la figura de Gálvez Ruiz o Fox y Calderón.
Estos fardos de pasivos explican las encuestas.
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Política para dummies: la política es, siempre, el “yo me acuerdo”.
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