El joven que fue asesinado a balazos mientras viajaba con su familia en una camioneta Toyota plateada, en San Pedro Cholula, se llamaba Dominique y era estudiante de tercero de secundaria.
El joven fue abatido afuera del centro educativo “Camino Real”, ubicado sobre el bulevar Olmeca, en la colonia Bello Horizonte.
Los testigos narran con horror cómo dos hombres armados a bordo de una motocicleta negra interceptaron el vehículo en el que viajaba Dominique junto a su padre, Silvino, de 37 años, su madre y sus dos hermanas, de 11 y 14 años.
Los agresores dispararon a quemarropa, dejando a Dominique sin vida y a su padre gravemente herido. El vehículo, fuera de control, terminó impactándose contra un poste frente al colegio.
La devastación se hizo evidente en el rostro de los compañeros de Dominique. Tras este hecho, decenas de estudiantes abandonaron el plantel, abrazados por sus padres y llorando la pérdida de su amigo.
Una adolescente, visiblemente afectada, fue consolada mientras repetía entre lágrimas: “Era mi único amigo”.
Dominique era descrito por sus compañeros como un chico tranquilo y amable, conocido por su disposición a hablar con todos, aunque mantenía su vida privada reservada.
Estaba a solo un mes de graduarse de secundaria y los estudiantes ya planeaban la celebración del Día del Padre, programada para el próximo 14 de junio.
La escena del crimen fue resguardada por peritos de la Fiscalía General del Estado de Puebla, quienes levantaron los casquillos percutidos mientras los estudiantes observaban, aún en estado de shock.
Las clases en el Centro Educativo “Camino Real” fueron suspendidas a mitad de semana debido a la gravedad de los hechos.
El ataque ocurrido alrededor de las 7:20 de la mañana, dejó un impacto profundo en la comunidad.
Padres de familia y estudiantes de otros niveles también lloran la pérdida de Dominique, recordando sus sueños truncados y la amabilidad que siempre mostró con todos.
El pequeño cuerpo de Dominique quedó en el asiento del copiloto, al lado de su padre, quien lucha por su vida en un hospital cercano. La madre y las hermanas del adolescente, aunque ilesas del ataque a balazos, sufrieron contusiones y el inmenso dolor de presenciar el asesinato.