En un paso trascendental para el futuro de los jóvenes, Puebla se convirtió en pionera al establecer por ley la obligatoriedad del servicio social y las prácticas profesionales como herramientas clave para la inserción laboral. Este avance, impulsado como una reforma al artículo 577 de la Ley Federal del Trabajo, tiene como objetivo integrar a los más de 2.5 millones de jóvenes que egresan anualmente de universidades públicas y privadas, institutos tecnológicos y otras instituciones educativas.
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La iniciativa, que ya es una realidad en Puebla, busca ir más allá. El próximo año, durante el segundo periodo de sesiones del Congreso de la Unión, se presentará una propuesta de reforma constitucional para que el servicio social y las prácticas profesionales sean reconocidos como ficha curricular en todo el país. Este paso convertiría la experiencia adquirida en estos procesos en una ventaja competitiva para los jóvenes al momento de buscar empleo.
“Debíamos empezar por lo básico”, dijo Lalo Castillo.
El principal impulsor de esta reforma explicó que el primer paso era garantizar la inserción laboral en un marco local para después escalarlo a nivel nacional.
“Primero, la primaria; después, la secundaria. Esta ley en Puebla es el primer nivel. Ahora, vamos por la reforma constitucional para todo el país”, señaló.
La propuesta contempla que el servicio social y las prácticas profesionales se integren formalmente en los currículums de los jóvenes, facilitando su transición al mercado laboral y brindándoles mayores oportunidades de desarrollo. Con ello, se busca combatir la falta de experiencia como barrera inicial de empleo y fortalecer la vinculación entre el sector educativo y el productivo.
Un cambio de paradigma laboral
De aprobarse la reforma constitucional, México establecería un precedente en el reconocimiento del servicio social y las prácticas como elementos fundamentales para el desarrollo profesional. Esta iniciativa podría transformar el panorama laboral del país, ofreciendo a las nuevas generaciones una plataforma sólida para su crecimiento.
Mientras tanto, Puebla sienta las bases de un cambio necesario, que no solo beneficia a los jóvenes, sino también a los empleadores, al reducir los tiempos de capacitación y elevar la calidad del talento humano.
“Estamos ayudando a construir un mejor futuro para los jóvenes, pero esto es solo el comienzo”, concluyó el promotor de la reforma.
El reto ahora será llevar esta reforma al ámbito nacional, consolidándola como una herramienta efectiva para garantizar el derecho al trabajo digno y bien remunerado de las nuevas generaciones.