El destino del Club Puebla pende de un hilo y, esta vez, el nombre que ha encendido las alarmas en la Angelópolis es el de un viejo conocido del fútbol mexicano: José Luis Higuera. El actual presidente del Atlético Morelia ha levantado la mano para adquirir a “La Franja”, en una operación que, lejos de traer tranquilidad, ha despertado el fantasma de una posible mudanza.
La intención de Higuera es clara: regresar el fútbol de Primera División a Michoacán, y el certificado de afiliación del Puebla parece ser el vehículo más rápido para lograrlo. Esta puja ocurre en un momento crítico para la Liga MX, donde el mandato de la FIFA y la FMF es innegociable: la multipropiedad debe desaparecer antes del Mundial 2026, lo que ha generado un mar de negociaciones entre dueños y empresarios que ya han afectado a equipos como Mazatlán, León y Querétaro.
Ricardo Salinas Pliego se ha visto obligado a desinvertir en uno de sus activos. Mazatlán fue el primero, despidiendo el fútbol de Primera del puerto sinaloense y regresando al viejo conocido Atlante en una operación millonaria. Todo esto derivado de una asfixia financiera causada por sus adeudos fiscales con el SAT, que superan los 50 mil millones de pesos. Ante este escenario, el Club Puebla también se encuentra en una “vitrina de remates“, con un precio de salida que ronda los 65 millones de dólares, una cifra de liquidación comparada con los 100 millones que valía hace apenas un año.
El perfil de Higuera: ¿Salvador o riesgo financiero?
Aunque José Luis Higuera cuenta con una trayectoria ejecutiva en grupos como Omnilife-Chivas, su capacidad económica real para comprar un equipo de 65 millones de dólares de manera individual es cuestionada. En su actual gestión con el Atlético Morelia, el empresario ha dependido de alianzas con “inversionistas locales” y un fuerte respaldo gubernamental en Michoacán, recibiendo entre 15 y 20 millones de pesos anuales del erario estatal. Sin un fondo de inversión internacional que lo respalde, como el rumoreado G.O.O.L. Capital, la viabilidad de la compra en solitario parece limitada, aunque ha trascendido que podría tener nexos con consorcios nacionales para consolidar esta operación, sin más detalles sobre qué grupo sería dicho respaldo.
Más allá de lo deportivo, el nombre de Higuera carga con una pesada losa legal. En la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la Fiscalía General de la República (FGR) sigue abierta una investigación por presunto lavado de dinero y uso de empresas “fantasma”. Se estima que, entre 2015 y 2018, Higuera estuvo vinculado a una red que movió flujos sospechosos por 292 millones de pesos, de los cuales unos 50 millones habrían beneficiado directamente al ejecutivo. Aunque no existe una sentencia formal, la carpeta en la SEIDO permanece activa este diciembre de 2025, lo que pone una nota de advertencia sobre cualquier transacción de gran escala.
El fin de la era Salinas y el riesgo de mudanza
La venta del Puebla no es un rumor de pasillo, sino una prioridad de caja para Grupo Salinas. Para hacer el equipo más “atractivo” a compradores como Higuera o fondos estadounidenses, la actual administración ha ejecutado una austeridad forzada, desmantelando la plantilla y reduciendo los gastos operativos al mínimo. Entregan un equipo “ligero” de nómina, pero deportivamente hundido, lo que facilita que cualquier comprador con un certificado de afiliación en la mano pueda decidir, sin mayores candados, trasladar la franquicia a una plaza con mayor rentabilidad o apoyo gubernamental.
La historia del fútbol en Morelia es el espejo donde la afición poblana no quiere verse reflejada. En 2020, Monarcas Morelia desapareció para convertirse en Mazatlán bajo el mando de Salinas Pliego; ahora, el círculo podría cerrarse si Higuera concreta la compra del Puebla para devolverle el favor a la afición michoacana. Mientras el reloj hacia el 2026 avanza, el Club Puebla queda a merced del mejor postor en una subasta donde el arraigo territorial parece ser el activo menos valorado.
La próxima reunión de dueños será clave para determinar si la Liga MX permite que un perfil bajo investigación fiscal tome las riendas de un equipo histórico, o si el futuro de “La Franja” seguirá los pasos del Atlante en este complejo juego de sillas y negocio del fútbol mexicano.
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