El nombre de Manuel Lapuente Díaz está grabado con letras de oro en la historia del Club Puebla. El único entrenador que le ha dado dos títulos de liga a La Franja, el hombre que le mostró a México una generación dorada de futbolistas con pasión por el blanquiazul y que más tarde llevó su conocimiento al proyecto de Lobos BUAP, falleció el pasado sábado 25 de octubre a los 81 años, dejando un legado que trasciende generaciones.
A los 81 años fallece Manuel Lapuente, leyenda del fútbol mexicano e ídolo del Puebla #diariocambio #puebla pic.twitter.com/dz5dJoZr6w
— Diario Cambio (@Diario_Cambio) October 26, 2025
Lapuente debutó como técnico del Puebla en la temporada 1978-1979, el mismo club con el que había jugado años atrás como delantero entre 1970 y 1974, etapa en la que fue pieza clave para mantener a los camoteros en Primera División. En esos años marcó más de 20 goles y se consolidó como un jugador de carácter, visión táctica y disciplina, cualidades que más tarde trasladó a los banquillos.
En 1982, tras una breve etapa como secretario técnico, Emilio Maurer lo convenció de tomar las riendas del equipo. Con un plantel experimentado encabezado por Ítalo Estupiñán, Raúl Arias, Juan Alvarado y Pedro Soto, llevó al Puebla a su primer campeonato de liga en la temporada 1982-83, derrotando en la final a las Chivas. Aquel título cambió la historia del club y marcó el inicio del “Lapuentismo”: un estilo de juego basado en el orden, la táctica y la inteligencia colectiva.
En esa misma etapa, Lapuente debutó a figuras que marcaron época, como el poblano Roberto “Capi” Ruiz Esparza, quien más tarde sería el emblema y capitán del equipo campeón de 1989-1990. También impulsó el desarrollo de futbolistas que se consolidaron bajo su dirección, entre ellos Carlos “Búfalo” Poblete, Jorge “Mortero” Aravena, Pablo Larios y Toño de la Torre, quienes integraron uno de los equipos más poderosos de la década.
El segundo título de liga llegó en la temporada 1989-1990, cuando el Puebla se coronó Campeonísimo, ganando la Liga, la Copa México y la Supercopa en un mismo año, un logro que ningún otro club ha repetido desde entonces. Aquel equipo, recordado por su mística y su unión, consolidó la leyenda de Lapuente como el arquitecto de la época dorada del futbol poblano.
Su legado no se limitó a los títulos. Formó una escuela de jugadores y técnicos. Entre los entrenadores que aprendieron bajo su filosofía se encuentran José Manuel “Chepo” de la Torre, quien siempre le atribuyó su regreso a México tras jugar en Europa, así como Mario Carrillo y Víctor Manuel Vucetich, ambos campeones en Primera División y discípulos del estilo táctico, analítico y disciplinado de Lapuente.
El propio estratega reconocía que su paso por el Puebla fue más que un capítulo deportivo: fue su casa. En una entrevista para conmemorar los 75 años del club, relató:
“Me quedé a vivir en Puebla varios años porque mis ancestros son poblanos, de Teziutlán. Desde la primera vez que vine me gustó, la ciudad es tranquila, bien hecha, se prestaba para ser futbolista. Puebla significa mucho para mí.”
Además de los campeonatos de liga, Lapuente llevó al Puebla a conquistar la Copa de Campeones de la Concacaf en 1991, derrotando a Leones Negros y Police Sports de Trinidad y Tobago. Este título internacional confirmó el gran momento futbolístico del equipo y extendió su prestigio fuera del país, al grado de disputar la Copa Interamericana de 1992 frente al Colo Colo de Chile.
Su último paso por La Franja se dio en el Clausura 2013, en una etapa en la que buscó mantener la categoría del club. Aunque no logró los mismos resultados que en sus años de gloria, su regreso fue recibido con respeto y nostalgia por la afición. Posteriormente, su influencia se trasladó al ámbito directivo: en 2018 asumió la dirección deportiva de Lobos BUAP, el equipo de la máxima casa de estudios del estado, fortaleciendo así su vínculo con el futbol poblano.
Manuel Lapuente no solo formó campeones: formó una identidad. Con él, el Puebla se convirtió en sinónimo de lucha, orgullo y táctica. Su legado sigue vivo en la memoria de quienes lo vieron dirigir con temple desde el banquillo, en los jugadores que debutó y en los técnicos que heredaron su sabiduría.
En Puebla, su figura trasciende los trofeos. Es el símbolo de una era donde el futbol se jugaba con estrategia y corazón, y donde Manuel Lapuente fue, y seguirá siendo, el jefe de jefes del futbol camotero.
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