La economía poblana entrará en una etapa de desaceleración este 2025, de acuerdo con el estudio Situación Regional Sectorial México 25S2, elaborado por BBVA Research, que advierte una expansión mínima de 0.8 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) estatal, una caída de medio punto respecto al 1.3 % alcanzado en 2024. En términos reales, el PIB de Puebla pasará de 862.7 mil millones de pesos a 869.9 mil millones, una variación que evidencia un virtual estancamiento en la actividad productiva.
El informe atribuye esta desaceleración a un conjunto de factores externos e internos: la contracción industrial nacional, los aranceles bilaterales con Estados Unidos impulsados por el gobierno de Donald Trump, el término de los grandes proyectos federales y la reducción del gasto público en infraestructura. Estas condiciones, combinadas con un entorno de inversión moderada y consumo cauteloso, colocan a Puebla ante un escenario de menor dinamismo económico en comparación con años previos.
Aunque Puebla mantendrá su posición entre las diez economías más grandes del país, la entidad deberá enfrentar un entorno de incertidumbre estructural. BBVA subraya que la región centro-sur, donde se ubica el estado, resentirá el cierre del ciclo de inversión pública nacional y la falta de nuevos proyectos de gran escala, factores que limitarán el efecto multiplicador en construcción y manufactura, dos de los motores históricos del crecimiento poblano.
Industria automotriz, en riesgo de desacelerar
El documento destaca que la industria automotriz, responsable del 23.6 % del PIB manufacturero nacional, atraviesa un periodo de debilidad con una caída de 2.1 % en la producción y de 3.8 % en las exportaciones. En el caso de Puebla, esta situación impacta directamente, dado que el sector automotriz y metalmecánico representan una proporción significativa del valor agregado estatal. La incertidumbre comercial, los aranceles a las autopartes y la baja inversión extranjera directa, que retrocede 27.8 %, son los principales factores que explican la menor tracción industrial.
A ello se suma la apreciación del peso y la desaceleración del ciclo manufacturero externo, elementos que reducen la competitividad de las exportaciones poblanas. BBVA confirma que las ventas externas del estado cayeron 18.8 % durante el primer semestre de 2025, una de las mayores contracciones a nivel nacional. Este desplome refleja el impacto de los nuevos aranceles, la pérdida de elasticidad cambiaria y la alta dependencia de insumos importados, que superan el 40 % en la estructura exportadora.
Sin embargo, el informe también identifica nichos de resiliencia en sectores como la electrónica, la agroindustria y los servicios empresariales, que podrían actuar como amortiguadores del ciclo. En particular, el sector terciario poblano, integrado por comercio, turismo y servicios gubernamentales, mantiene una ligera expansión de 1.2 %, impulsado por la estabilización de precios y la reducción gradual de tasas de interés, lo que ha permitido sostener el consumo interno en rubros esenciales.
MiPymes: esperanza para el equilibrio
BBVA subraya que el papel de las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) será determinante para mantener la estabilidad del mercado interno. Según los Censos Económicos 2024, Puebla registró un crecimiento de 23.5 % en el número de unidades económicas, una de las expansiones más altas del país. Estas empresas representan el 99.8 % de los establecimientos y más del 70 % del empleo estatal, por lo que su consolidación resulta estratégica ante el menor impulso industrial y la caída de la inversión federal.
En contraste, la demanda de crédito empresarial muestra una tendencia descendente. Pese a la reducción de la tasa de referencia del Banco de México que bajó de 10 % a 8 %, el financiamiento a empresas cayó 0.4 % en términos reales, reflejando la cautela de las unidades productivas y la incertidumbre del entorno económico. Sectores como manufactura, construcción y servicios inmobiliarios concentran la mayor parte de la cartera crediticia, aunque sin mostrar crecimiento en su saldo real.
El estudio advierte que la caída en inversión física federal, particularmente en infraestructura y obra pública, afectará de manera directa a las entidades más dependientes de este gasto, entre ellas Puebla. Esta reducción, calculada en 33.5 % a tasa anual real durante el primer trimestre de 2025, limitará el desarrollo de proyectos carreteros, energéticos y de conectividad, debilitando el efecto arrastre sobre la economía local.
A nivel nacional, el comportamiento regional confirma un crecimiento heterogéneo. Mientras estados como la Ciudad de México, Zacatecas y Baja California Sur lideran la expansión con tasas de entre 1.3 % y 1.8 %, entidades industriales como Puebla, Coahuila y Aguascalientes enfrentan un avance apenas marginal. Para el próximo año, BBVA anticipa una recuperación gradual a partir de 2026, vinculada al arranque de nuevas inversiones privadas y la estabilización del comercio exterior.
Pese a la desaceleración, Puebla conserva estabilidad macroeconómica y una posición fiscal sólida, lo que permitirá mantener sus compromisos financieros y evitar desequilibrios presupuestales. No obstante, la entidad enfrenta el reto de diversificar su economía, reducir su dependencia de la industria automotriz y fortalecer su base tecnológica y de innovación, claves para insertarse en la nueva dinámica de relocalización industrial global.
Agricultura bajo presión: gusano barrenador y altos costos
El estudio de BBVA advierte que el sector agropecuario podría cerrar 2025 con crecimiento nulo o negativo debido al impacto del gusano barrenador del ganado, los altos costos de insumos agrícolas y los problemas logísticos en regiones rurales. Estas condiciones complican la movilidad y encarecen la producción, restando competitividad al campo poblano.
A nivel nacional, BBVA pronostica un crecimiento económico de 2.0 por ciento, influido por una política fiscal más prudente y el fin de los grandes proyectos federales. Puebla, por tanto, no es un caso aislado, sino parte de una tendencia nacional de enfriamiento estructural.
Pese a todo, Puebla mantendrá estabilidad macroeconómica, aunque su desafío será evitar un estancamiento prolongado. Según el análisis, la recuperación dependerá de atraer inversión privada, fortalecer la base industrial y diversificar la economía más allá del sector automotriz.
El 2025 marcará, según BBVA, “un año de prueba para la resiliencia económica de Puebla”, donde el crecimiento dependerá en gran medida de la coordinación entre el sector público y privado, la atracción de inversión y el fortalecimiento de las cadenas de valor locales. En un entorno internacional incierto, el futuro económico del estado estará determinado por su capacidad para reinventarse sin depender de los grandes proyectos federales.
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