Los trabajos precarios, aquellos que no garantizan los derechos laborales básicos ni un salario que cubra las necesidades elementales, están obligando a los trabajadores a buscar ingresos adicionales mediante el emprendimiento o el empleo en plataformas digitales. Estos son trabajos con mayor desgaste para las personas.
El Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana (Ibero Puebla), en su informe Precariedad Laboral, señala que la insuficiencia de ingresos impulsa a los trabajadores a multiplicar sus esfuerzos a través de la auto explotación. En muchos casos, deben combinar dos o tres empleos para cubrir sus necesidades básicas, lo que intensifica el desgaste físico y emocional.
Amazon, por su parte, emplea a alrededor de ocho mil personas en México y utiliza sistemas de control intralaboral que supervisan la productividad de sus empleados, reforzando la presión para cumplir metas estrictas en jornadas extensas. Según Marco Padilla, coinvestigador del Observatorio, además de sus horas formales, muchos empleados deben dedicar tiempo adicional a otras actividades, incluido el empleo informal o en plataformas digitales para compensar la insuficiencia salarial, un problema estructural persistente en el país.
El informe también destaca que este modelo laboral se acompaña de narrativas que presentan a los trabajadores como emprendedores o dueños de su propio negocio, lo que oculta las condiciones de explotación. La precariedad se refleja no solo en la falta de ingresos adecuados, sino también en la ausencia de protección social, seguridad laboral y certidumbre sobre su empleo.
Sin Protección Social ni Contratos Formales
En la uberización, las plataformas determinan unilateralmente quién trabaja, fijan tarifas y aplican sanciones, sin un empleador formal al que recurrir en caso de conflictos. Los costos asociados a la actividad, como el mantenimiento de vehículos, gasolina, cascos y mochilas, corren totalmente a cargo de los trabajadores, y los accidentes no pueden registrarse como incidentes laborales.
La subcontratación o terciarización es otro componente que persiste en la precarización del mercado laboral. Aunque para el 2024 se observa una disminución de esta práctica, no se traduce necesariamente en mayor estabilidad para los empleados. Miguel Calderón Chelius, director del Observatorio, resalta que el 58.8 por ciento de los trabajadores formales carece de un contrato escrito, cifra que equivale a más de un millón de personas.
La falta de formalidad se atribuye a estrategias empresariales para eludir responsabilidades y a la dificultad de pequeñas empresas para ofrecer contratos y prestaciones. En consecuencia, la precariedad laboral se mantiene, generando un escenario en el que el autoempleo y las plataformas digitales se convierten en la alternativa de ingreso, aunque sea a costa de derechos y seguridad laboral.
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