El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que podría imponer aranceles de hasta 100 por cuento sobre los vehículos importados desde México y Canadá. Esta medida tiene como objetivo incentivar la producción de autos dentro del territorio estadounidense y reducir el déficit comercial con estos países.
Trump argumenta que, debido a la expansión de fábricas automotrices en México, los automóviles fabricados en ese país son exportados en grandes cantidades hacia Estados Unidos, afectando negativamente la industria automotriz estadounidense. En sus declaraciones, el exmandatario enfatizó:
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No quiero esos autos. Podemos fabricarlos aquí mismo, en Estados Unidos”.
El anuncio ha generado inquietud en las industrias de automotrices, especialmente en empresas que dependen en gran medida de la producción en México y Canadá, como Stellantis y Volkswagen. México. Por ejemplo, es responsable de la producción de más de 5 millones de vehículos al año, de los cuales cerca del 70% son exportados a Estados Unidos.
Además de las amenazas de aranceles sobre los vehículos, Trump ha implementado previamente aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio de todos los países, incluyendo a sus vecinos del norte, México y Canadá. Esta estrategia de proteccionismo comercial busca apoyar las industrias nacionales, pero ha provocado tensiones diplomáticas, especialmente con la Unión Europea, que ya ha anunciado respuestas.
Si esta política se implementa, los consumidores estadounidenses podrían enfrentar un aumento significativo en los precios de los autos importados, y las cadenas de suministro automotriz en América del Norte podrían verse alteradas. Esta situación pone en evidencia las complejidades del comercio internacional en la región y sus posibles repercusiones económicas para todos los involucrados.