Este 21 de marzo, Atlixco fue testigo del equinoccio de primavera, fenómeno astronómico que marca el inicio de una nueva estación y que, en esta región del Valle de Puebla, adquiere un matiz especial por la confluencia de rituales prehispánicos, actividades culturales y la llegada masiva de visitantes.
Desde las primeras horas del día, el cerro de San Miguel y otros puntos de importancia simbólica como el cerro El Charro y el zócalo de la ciudad recibieron a personas vestidas de blanco, portando flores, incienso y copal, en busca de “cargarse de energía” con la entrada del sol en posición ecuatorial.
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La celebración del equinoccio se ha convertido en un atractivo turístico para Atlixco, que conjuga su herencia ancestral con una oferta moderna de actividades recreativas. Grupos de danza, músicos tradicionales y guías espirituales ofrecieron ceremonias de limpia y círculos de fuego, en un intento por conectar con las raíces nahuas que daban al equinoccio una connotación de renovación, fertilidad y equilibrio.
El fenómeno astronómico ocurre cuando el Sol cruza el ecuador celeste, haciendo que el día y la noche tengan aproximadamente la misma duración. Para muchas culturas originarias, este momento representaba el renacer del ciclo agrícola y espiritual, algo que en Atlixco aún se honra con respeto y sinfolclorismos vacíos.
Autoridades municipales reportaron una afluencia significativa de visitantes, tanto locales como foráneos, y destacaron que el evento transcurrió en calma, con operativos de seguridad y servicios turísticos desplegados en puntos clave.
Con este equinoccio, Atlixco da la bienvenida a una primavera que no solo florece en sus jardines, sino también en la memoria colectiva que mantiene viva la relación entre los ciclos del cosmos y la vida comunitaria.