A pesar de que en 2025 se han localizado alrededor de nueve cadáveres en distintos puntos del violento Coronango, encabezado por el petista Armando Aguirre, el comisario David Vargas afirmó que estos casos no convierten a la demarcación en un “tiradero de muertos”.
Explicó que, debido a la presencia de amplias zonas de cultivo en Coronango, algunas personas podrían elegir esos espacios para abandonar cadáveres, como ocurrió con el hallazgo más reciente en el río Tlapala, donde vecinos encontraron a un hombre con las manos atadas y con señales de violencia.
En entrevista, el comisario señaló que la geografía de Coronango influye en la forma en que ocurren estos hechos y en los lugares donde son abandonadas los cadáveres, por lo que insistió en que no se trata de un patrón sistemático.
“No es como que lo podamos considerar así un tiradero. Sin embargo, territorialmente hablando hay bastantes campos de cultivo y las personas que desafortunadamente llevan a cabo estos hechos ven a lo mejor esa cuestión donde se les hace fácil en alguna hectárea”, dijo.
El caso de violencia más reciente ocurrió el 2 de diciembre, cuando un vecino de San Antonio Mihuacán reportó la presencia de un cuerpo flotando en el río Tlapala, el hombre, que tenía las manos atadas y huellas de violencia, fue arrastrado a la orilla por policías municipales antes de la llegada de los servicios de emergencia.
Al respecto, la Fiscalía abrió una carpeta de investigación para determinar si fue asesinado o si la corriente lo llevó hasta ese punto. La víctima permanece sin identificar, mientras los habitantes de la zona aseguran que, desde ese hallazgo, transitar cerca del afluente se convirtió en motivo de temor.
Meses antes, en septiembre, la tensión comenzó a escalar en Misiones de San Francisco, donde residentes hallaron un cuerpo desmembrado dentro de una bolsa negra abandonada en la calle Lázaro Cárdenas. El olor fétido alertó a los vecinos, quienes de inmediato llamaron a las autoridades.
El cadáver, al parecer de un hombre, se encontraba en avanzado estado de descomposición, y el descubrimiento reavivó la preocupación de los habitantes, quienes aún no superaban un caso ocurrido días atrás. El pasado 2 de septiembre, el cuerpo de Betsaida “N”, una joven de 19 años, fue localizado bajo un colchón abandonado.
La fémina tenía huellas de violencia y se convirtió en la víctima del feminicidio 40 en el conteo de Diario Cambio. Además, habitantes del fraccionamiento recordaron que ese día incluso pepenadores que intentaron levantar el colchón quedaron paralizados al descubrir el cadáver envuelto en cobijas.
El clima de miedo ya venía acumulándose desde el verano, pues el 30 de junio, San Martín Zoquiapan vivió uno de los episodios más violentos del año: un vehículo Hyundai rojo con reporte de robo fue encontrado abandonado con bolsas negras que contenían restos humanos. Mientras la zona era acordonada por la Fiscalía, dos artefactos explosivos detonaron cerca del punto.
Luego del percance, una oficial resultó lesionada y posteriormente el grupo Operativo Barredora, ligado al Cártel Jalisco Nueva Generación, se adjudicó el ataque mediante un mensaje difundido en redes sociales. Tras las diligencias, trascendió que los restos pertenecían a dos personas.
Apenas seis días antes, el 24 de junio, Coronango registró uno de los hallazgos más impactantes: tres hombres fueron encontrados sin vida en terrenos de cultivo de San Lucas Nextetelco, colindante con Juan C. Bonilla. Un cuerpo estaba dentro de un Nissan Versa gris y los otros dos sobre la tierra.
Los 3 occisos presentaban heridas de arma de fuego y huellas de violencia; uno tenía los ojos vendados y estaba semidesnudo. En un inicio, el Ayuntamiento informó que se trataba de un accidente vehicular, pero autoridades estatales descartaron esa versión al concluir que se trató de un triple homicidio.
Solo un día antes, el 23 de junio, un joven de 23 años fue hallado sin vida flotando en aguas residuales de un vaso regulador en San Francisco Ocotlán. Su familia lo buscaba desde hacía varios días y fueron ellos quienes alertaron a las autoridades al encontrar el cuerpo. Paramédicos confirmaron su muerte y la Fiscalía realizó el levantamiento del cadáver, sin embargo, no se detalló si se trató de un homicidio o de un accidente.
El ambiente de incertidumbre comenzó desde el 21 de enero, cuando en San Martín Zoquiapan se encontró el cuerpo de un hombre de entre 35 y 40 años abandonado en un campo de cultivo. Estaba boca abajo, robusto, con aparente impacto de arma de fuego y un mensaje de amenazas.
Fue el primer caso que sacudió al municipio ese año, marcando el inicio de una serie de descubrimientos que, con el paso de los meses, mantuvieron en alerta constante a los habitantes.
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