La viuda de Juan Carlos N, policía asesinado en cumplimiento de su deber en Coronango, exigió al presidente municipal Armando Aguirre que responda por las negligencias de su administración y otorgue las prestaciones de ley a su familia, como es el seguro de vida, para poder sacar adelante a sus tres menores huérfanos.
Juan Carlos, el policía abatido por omisiones del gobierno municipal, dejó al desamparo a menores de 15, 8 y 3 años de edad, por lo que su madre pide al alcalde emanado del PT, apoye conforme a la ley lo que les corresponde.
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Sarai Cano, viuda de Juan Carlos, denunció que el alcalde le prometió que le otorgaría una pensión como señala la ley, durante la ceremonia de cuerpo presente que organizó el gobierno municipal para reconocer su trabajo luego de que lo mataran a balazos, sin embargo, hasta ahora no ha recibido ninguna ayuda.
A casi 3 meses de los hechos violentos donde perdió a su marido destacó que en las investigaciones periciales se encontraron omisiones y negligencias de parte de la secretaria de Seguridad Pública municipal al ordenar el resguardo de un inmueble que ni siquiera estaba bajo el resguardo de la Fiscalía General del Estado.
Ante dicha revelación, comentó que la muerte del oficial se hubiera podido prevenir de no ser por las negligencias que vivió por parte de su jefe. Primero, Juan Carlos fue enviado a vigilar un domicilio resguardado por la Fiscalía General del Estado (FGE), después de que en ese lugar un masculino había intentado quemar a su novia.
En ese momento el uniformado alertó a su superior y le explicó que el presunto delincuente hizo acto de presencia en la vivienda y lo agredió previamente. Las indicaciones fue seguir enviando solo, sin las condiciones ni herramientas para cumplir con su trabajo, así como sin medidas adicionales de seguridad para evitar otra agresión.
Juan Carlos, el policía de 36 años fue obligado a permanecer en el sitio de las 9:30 am a la 1:30 am del día siguiente para evitar el ingreso de cualquier persona al inmueble, a pesar de no contar con el equipo de seguridad necesario, y sin los derechos humanos para que pudiera sentarse o resguardarse del frío o la lluvia.
El policía fallecido solicitó a su jefe una patrulla para los rondines, pero no fue aceptado. A veces, se apoyó de los vecinos para cargar su celular para no quedarse incomunicada con su propio jefe hasta para acudir al baño.
“Aunque él ya se había quejado, lo único que le dijeron es que no tenían patrulla, por lo que él todavía les pidió que entonces lo dejaran llevar su carro y le contestaron que no, después en la tarde noche le dijeron que sí se lo llevara, pero solo una vez”, detalló la ahora viuda.
Cabe mencionar que días después, una compañera de Juan Carlos N, se quedó a resguardar el inmueble, pero debido a las condiciones inadecuadas, presentó una queja y refirió que le daba miedo permanecer sola en el lugar, luego de las inconformidades. En respuesta a Juan Carlos le dieron acceso a una patrulla, que resultó descompuesta.
De acuerdo con Sarai, el pasado 3 de enero de 2025, el asesino intentó sobornar a los vecinos y al policía para acceder al domicilio, pero todos se negaron, por lo que se puso a ingerir bebidas alcohólicas y agredió al uniformado, además, en varias ocasiones se le pudo ver mientras merodeaba en la zona.
“Mi esposo puso de conocimiento a su jefe, pero no pasó nada, lo siguieron mandando solo”, puntualizó la esposa.
Fue así como el 9 de enero el acusado regresó a la casa y atacó a balazos a Juan Carlos N, lo que provocó que el oficial detonara su arma en contra de su atacante, tras lo sucedido los dos perdieron la vida.
La esposa señaló que Juan se había preparado para la justicia y tenía su licenciatura en Derecho, pero que siempre tuvo la vocación der ser policía para cuidar a los demás. Sin embargo, ese anhelo de protección al próximo le quitó la vida, después de 10 años de servicio en diversas corporaciones policiales del estado de Puebla.