Después de más de dos décadas de gestiones y tensiones históricas, la comunidad indígena de Alpanocan, en Tochimilco, avanza en el proceso de conciliación territorial con Tetela del Volcán, Morelos. El objetivo es alcanzar una delimitación clara que brinde certeza jurídica, histórica y cultural a ambas comunidades, pero sobre todo que se eviten enfrentamientos violentos.
José Alberto Flores, presidente auxiliar de Alpanocan, informó que la quinta mesa de diálogo se realizó recientemente en la ciudad de Cuernavaca, donde presentaron documentación y expusieron un avance significativo ante autoridades de Puebla y Morelos.
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“Estuvimos dialogando entre ambos estados y se acordó plantear un proyecto hídrico, además de avanzar en una propuesta más certera sobre los límites. La próxima reunión será en la ciudad de Puebla, aproximadamente en un mes, y confiamos en que traerá un beneficio mutuo para las comunidades”, explicó en entrevista.
El representante comunitario recordó que este conflicto territorial lleva más de 20 años y que uno de los puntos de inflexión fue la controversia constitucional presentada ante la Suprema Corte de Justicia, la cual impulsó a las instituciones a abrir espacios de diálogo. Destacó que el gobierno del estado, encabezado por Alejandro Armenta Mier, ha mostrado mayor disposición para atender el tema, acompañando a la comunidad en reuniones con la Secretaría de Gobernación y áreas técnicas como Catastro.
Flores subrayó que la prioridad de Alpanocan es lograr una transición pacífica que permita restablecer la convivencia histórica entre ambas comunidades.
“Nos interesa muchísimo saber con certeza dónde están nuestros límites. Queremos realizar un ordenamiento territorial ecológico que identifique claramente las zonas de nuestra comunidad, porque esta certeza no es sólo jurídica: también es histórica, cultural y de identidad para el pueblo indígena”, puntualizó.
Mientras continúan las mesas bilaterales, la comunidad mantiene la expectativa de que este proceso concluya con un acuerdo institucional que reconozca sus derechos y abra la puerta al desarrollo ordenado de la región.