Casi un año después de haber asumido la presidencia municipal, Eliseo ‘El Chino’ Morales Rosales sigue ocupando dos cargos de alto peso político y económico: encabeza el ayuntamiento desde el 15 de octubre pasado y, al mismo tiempo, continúa al frente de la organización cañera CNPR.
Lo que para el alcalde representa continuidad en el gremio cañero, para productores y ciudadanos se ha convertido en motivo de inconformidad. Aunque Morales Rosales ha defendido su doble papel amparándose en los estatutos de la organización, el malestar no ha desaparecido.
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Cañeros consultados señalan que la CNPR opera más como una trinchera política que como un organismo de representación, mientras que en las calles de Izúcar la percepción es que el edil mantiene una agenda dividida y poco transparente.
El hecho de sostener dos responsabilidades de tal magnitud no solo plantea dudas sobre sucapacidad para atender ambas con eficacia, sino que también abre la puerta a un conflicto de interés. La presidencia municipal demanda atención plena en temas urgentes como seguridad, servicios públicos y desarrollo social, rubros donde los resultados aún no se perciben de manera contundente.
Entre los cañeros, la inconformidad persiste en silencio. Muchos evitan expresar su descontento por temor a represalias, pero reconocen que la CNPR se ha convertido en un espacio de control político más que en un mecanismo de defensa para los productores.
A casi un año de su triunfo electoral, la falta de definiciones deja un mensaje preocupante: Eliseo Morales prefiere multiplicar sus cargos antes que rendir cuentas claras. Su permanencia simultánea en la alcaldía y en la CNPR es vista más como una muestra de ambición personal que de compromiso exclusivo con Izúcar de Matamoros.