Lo que debió ser una celebración cultural terminó empañada por la falta de organización y el trato desigual hacia artistas locales. El Ballet Folklórico Calpulli denunció públicamente las condiciones adversas bajo las cuales se vio obligado a presentarse el pasado sábado 22 de junio en el marco de la Feria de Corpus en Izúcar de Matamoros.
🚨🙅🏻♂️🎶 El Ballet Folklórico Calpulli denunció públicamente las condiciones adversas bajo las cuales se vio obligado a presentarse el pasado sábado 22 de junio, en el marco de la Feria de Corpus en Izúcar de Matamoros
— Diario Cambio (@Diario_Cambio) June 24, 2025
Tuvieron que presentarse en un espacio improvisado que no… pic.twitter.com/SRCedjQZEx
A través de un comunicado difundido en redes sociales, el grupo agradeció la invitación a participar, pero hizo énfasis en la necesidad de visibilizar la falta de respeto y los riesgos a los que fueron expuestos durante su actuación. De acuerdo con su testimonio, se les impidió utilizar el escenario principal debido a exigencias del cantante urbano “El Malilla”, quien solicitó que nadie lo usara previo a su presentación programada para las 9:00 p.m. —a pesar de que el Ballet tenía previsto presentarse a las 6:00 p.m.
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“En eventos anteriores hemos compartido escenario con artistas como La Arrolladora Banda El Limón, Los Askis, Teo González, Pilar Montenegro, entre muchos otros, y jamás habíamos enfrentado restricciones de este tipo”, señalaron.
Ante esta situación, el Ballet Calpulli tuvo que presentarse “a piso”, frente al escenario, en un espacio improvisado que no contaba con las condiciones mínimas de seguridad. Aunque se acordonó el área con cinta amarilla y presencia policial, los elementos se retiraron 15 minutos antes del cierre de la presentación. Esto derivó en un caos cuando el público se abalanzó hacia el escenario, provocando lesiones a miembros del staff y del elenco.
El saldo: dos personas del equipo técnico lesionadas, tres bailarinas con raspaduras tras caer al suelo y un bailarín con un golpe en el rostro. Paramédicos acudieron al sitio, pero solo después de que se les hiciera notar la gravedad de lo ocurrido.
Además de los riesgos físicos, el grupo denunció la falta de camerinos, la imposibilidad de realizar pruebas de sonido y el retraso de 25 minutos en el inicio de su participación debido a que el equipo de “El Malilla” monopolizó los ensayos técnicos.
En su mensaje, el Ballet Folklórico Calpulli hizo un llamado directo a las autoridades municipales y a los organizadores de eventos:
“Nuestro trabajo merece el mismo respeto que cualquier artista de renombre. El folclor es identidad, no un relleno. No somos menos que nadie.”
Este incidente abre una discusión urgente sobre el trato diferenciado que reciben los artistas tradicionales en ferias municipales, donde a menudo se prioriza el espectáculo sobre la cultura. La exigencia es clara: respeto, condiciones dignas y equidad para quienes mantienen viva la danza, la música y la memoria de México.