A pesar de que Izúcar de Matamoros cuenta con Alerta de Género, el alcalde Eliseo Morales, alias ‘El Chino’, no ha implementado una patrulla naranja, unidad dedicada a la atención exclusiva de mujeres víctimas de diferentes delitos, como sí ocurre en municipios como Atlixco. La ausencia de este protocolo revela, una vez más, la indiferencia del edil ante los casos de violencia y desapariciones que se registran en la región.
El vacío institucional quedó en evidencia con el caso reciente de Irma Daniela Perches Flores, joven que desapareció el pasado 14 de octubre de 2025 tras salir de su domicilio en la colonia Calera. Su madre, entre la angustia y la desesperación, denunció públicamente que han pasado más de 20 días sin avances significativos.
“Yo siento que a mi hija la tienen escondida, o si no es que ya le hicieron otra cosa”, expresó durante el programa radiofónico Conecta Izúcar, donde también pidió a las autoridades no abandonar la búsqueda y solicitó a la ciudadanía compartir cualquier información que ayude a localizarla.
Este no es un caso aislado. En los últimos meses se han registrado otras desapariciones de mujeres en Izúcar de Matamoros y comunidades aledañas, donde vecinos y familiares han tenido que emprender búsquedas por su cuenta ante la falta de reacción inmediata de la autoridad municipal.
¿Qué es la patrulla naranja?
La patrulla naranja es un protocolo especializado que opera en varios municipios del estado y del país. Su función es responder de inmediato ante reportes de desaparición de mujeres y niñas, realizar búsquedas en campo, activar alertas vecinales y escolares, ofrecer acompañamiento a familiares y coordinar acciones con la Fiscalía y áreas de prevención.
En Izúcar, la inexistencia de la patrulla naranja agrava el riesgo, pues en casos de desaparición cada minuto perdido cuenta. Las primeras horas son cruciales para localizar con vida a las víctimas.
Mientras otras ciudades operan con brigadas de búsqueda rápida, Izúcar continúa sin una estrategia municipal ni acciones visibles del alcalde, lo que deja expuestas a mujeres, adolescentes y niñas que se desplazan diariamente entre colonias, escuelas y comunidades rurales.
Colectivos, familiares y vecinos han insistido en la urgencia de instalar una patrulla naranja y un protocolo de reacción inmediata municipal. Sin embargo, hasta el momento no existe anuncio oficial, recurso asignado ni área operativa para atender estos casos.
La familia de Daniela, como muchas más, enfrenta la incertidumbre sin apoyo del ayuntamiento, confiando únicamente en que alguna autoridad estatal o la ciudadanía aporte información que permita dar con su paradero.
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