Fundada hace 124 años y después de permanecer en el mismo local del Centro de Puebla por más de 77 años, la Farmacia Universal bajará su cortina para siempre. Ubicada en la 5 Norte 203, el espacio que ocupa debe ser entregado a fin de mes por solicitud de la administración del edificio, informó su propietario, Don Raúl Estrada Sánchez.
👋¡Adiós, vaquero!
— Diario Cambio (@Diario_Cambio) August 6, 2025
La Famosa Farmacia Universal concluye una época, tras 100 años de historia, ubicada en la calle 5 norte entre la 2 y 4 poniente cerrará sus puertas antes del 31 de este mes de agosto
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La Farmacia Universal nació como un pequeño negocio familiar en 1901, en otro local cercano ubicado en la misma 5 Norte. Fue fundada por Don José Estrada Tapia, originario de Acatlán y papá de Don Raúl, hace 124 años.
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En 1948 se mudaron al número 203, que desde entonces se convirtió en el hogar, refugio y modo de vida para la familia de Don Raúl, que hoy tiene 83 años. Este negocio atendió con calidez y dedicación a generaciones de poblanos, durante más 12 décadas.
“Nos pidieron el local los dueños de acá, las normas dicen que no somos eternos, así que hasta aquí. No nos gustan los pleitos, todo debe de ser como tiene que ser” expresó el señor Estrada Sánchez.
Recientemente, la administración del edificio le solicitó entregar el local, comentó que la fecha límite es el 31 de agosto, y con ello se cierra una etapa invaluable para don Raúl, pero para la ciudad se cierra uno de los negocios más históricos del Centro de la Capital.
“Me acaban de informar que hay siete farmacias pequeñas que cerraron. Ya hay más cadenas grandes… ni modos. Ahora me tocó a mí cerrar”, comentó.
Desde su lugar de trabajo, vio pasar generaciones, niños que crecieron, adultos que regresaban con sus propios hijos, y rostros que un día simplemente dejaron de aparecer.
Entre las anécdotas que guarda en la memoria mencionó la de una clienta habitual que un día simplemente dejó de acudir.
“Los hijos y los nietos solo me dijeron que ya había fallecido. Fue triste, pero he visto muchas personas irse”, mencionó.
El local conserva aún los muebles originales como vitrinas antiguas, exhibidores, una báscula con el letrero “sí sirve”, frascos y ampolletas que, aunque caducados, permanecen ahí como testigos de otra época.
“Todo sigue igual”, comentan sus sobrinos nietos, “hay medicamentos que ya nadie tiene, que ya no se fabrican”.
Algunos estantes ya lucen prácticamente vacíos, las vitrinas exhiben unos pocos productos, como señal de que el final de esta historia está llegando y concluirá de forma permanente el último domingo de agosto.