La terminal CAPU Sur construida en un predio donado por el gobierno de Sergio Salomón Céspedes y financiada por la iniciativa privada con 170 millones de pesos, luce desolada en plena temporada vacacional: locales comerciales cerrados, andenes vacíos, rutas canceladas y apenas unos cuantos pasajeros por día. Lo que se presumía como una apuesta por la descentralización del transporte foráneo se convirtió en un costoso elefante blanco.
En un recorrido realizado por DIARIO CAMBIO, se constató que solo uno de los diez locales comerciales está en funcionamiento: una tienda Deli Mart, mientras que el resto permanece completamente cerrado.
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La actividad en los andenes es mínima, con apenas una decena de salidas diarias por parte de líneas como Estrella Roja, ADO, AU, Futura, Valles, VIA, ATAH y otras, muy lejos de las 120 a 150 salidas prometidas en su arranque.
Corridas que no despegan
La promesa de conexión con 8 estados y 20 municipios quedó rebasada por la realidad. Actualmente, Estrella Roja ofrece solo seis salidas al día hacia la terminal TAPO, tres a Taxqueña, dos a Texmelucan y dos al aeropuerto de Huejotzingo. La ruta a Acapulco ya desapareció, y las líneas como Futura ni siquiera reconocen a la CAPU SUR como punto de origen en su sitio web.
Una taquillera de Futura, que pidió no ser identificada, comentó que “los viajes largos como Guadalajara o Monterrey salen a veces una vez por semana y rara vez con más de 10 boletos vendidos”.
En plataformas digitales, ADO y AU han tenido que rematar boletos con descuentos de hasta 40% para cubrir sus salidas a Ciudad de México. Un viaje desde CAPU SUR a TAPO con ADO cuesta hoy 145 pesos, cuando regularmente ronda los 250; en AU, el precio baja a 120 pesos.
La ruta a Veracruz opera con una sola salida diaria a 318 pesos, pese a que su precio regular supera los 500. Otros destinos como Chalco, Oasis o Tepeaca ya no figuran en los tableros ni en los sitios oficiales de las empresas.
Taxis sin pasajeros
Ni siquiera el servicio de taxis ha logrado consolidarse. Irina, supervisora de la zona de taxis de la terminal, explicó que apenas operan entre una y tres unidades en todo el día.
“Esta temporada si nos bajó el servicio, quizá por la tarde hay movimiento, la demanda varía, podemos tener desde 13 servicios en la tarde, así como solo 4 por la mañana, por la tarde funcionan entre 3-2 unidades y en la mañana 2 o 1… Respecto a las corridas, yo le calculo que son como más de 10 al día, lo que sí me comenta la gente es que si son muy espaciadas y en ocasiones les cancelan el boleto”
Y añade una declaración afirmando que mucha gente ni siquiera está enterada de la existencia de esta terminal de autobuses.
“Yo en lo personal siento que le falta un poquito de publicidad, ya que en ocasiones llego a comer en los puestos del hospital que está aquí al lado, y mucha gente no sabe que existe CAPU SUR”
De la promesa a la desilusión
Durante la inauguración en julio de 2024, el gobernador Sergio Salomón Céspedes aseguró que la CAPU SUR no implicó gasto público y que “no inventamos negocios para nuestros cuates”, al referirse al apoyo a empresarios transportistas. La terminal fue concesionada por 30 años a un grupo privado liderado por Mobility ADO y Estrella Roja. Se estimaba que movería a 100 mil personas al mes.
Hoy, ni las cifras ni la percepción respaldan esas proyecciones. Las líneas como ATAH sobreviven apenas con salidas a Tlaxcala, mientras que la conexión con Zacatlán fue cancelada. VIA mantiene su operación gracias a la ruta a Grajales, una de las pocas con demanda regular. Valles apenas conserva dos salidas diarias a Oaxaca.
La supuesta ‘zona comercial’ que debía dar vida al recinto es un páramo desierto junto a la zona de juegos abandonada: de los diez locales habilitados, nueve están cerrados.
La falta de promoción, la mala conectividad, la competencia con la CAPU tradicional y la nula rentabilidad de las rutas programadas convirtieron lo que debía ser un polo de desarrollo en un proyecto sin pasajeros, sin actividad comercial y sin rumbo.
“Le falta todo”, reconocen quienes trabajan ahí, mientras esperan a que algún día la promesa del sur capitalino como nuevo nodo de transporte se vuelva realidad.