Farid González es el tercer sanador milagroso que se presenta en las calles del centro de Puebla, luego del rumano Mircea Gabriel y la poblana Liza Ponce. Farid ofrece curaciones a través de energía y oraciones sin pedir una remuneración; atiende a sus pacientes frente a la Catedral metropolitana, aunque cuenta con un espacio propio en que da consultas.
💆🏻♂️¡Surge un nuevo sanador en el Zócalo de Puebla!
— Diario Cambio (@Diario_Cambio) October 17, 2025
Farid González, originario de Tijuana, se ha convertido en el tercer sanador callejero que ofrece curaciones espirituales, luego de la presencia del rumano Mircea Gabriel y la poblana Liza Ponce.
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Farid Gonzales se define también como un quiropráctico y llegó recientemente de Tijuana al Zócalo de Puebla; a través de sus manos, energías y su fe en Dios afirma que ha logrado sanar a enfermos de hernias, artritis y hasta cáncer, volviéndose el nuevo sanador religioso de la zona y el tercero en lo que va del año.
“Han llegado personas con hernias en el ombligo, hernias lumbares, hernias discales, dolores de brazos, artrosis, artritis, todo eso se puede salvar por medio de dios, y si uno tiene fe todo es posible”, mencionó el sanador.
El sanador milagroso que desafía la medicina tradicional
El sanador Farid mencionó en entrevista con Diario CAMBIO que está al tanto de los otros sanadores anteriores que se han ubicado en el Centro de Puebla con una labor similar; sin embargo, él afirma que so hubiese hecho sus sanaciones cuando estaba el rumano Mircea Gabriel, la gente podría haber malinterpretado su causa y pensar que es “envidioso”.
“También había otra persona que hacía lo mismo, pero ya no está, entonces dije lo puedo hacer, porque si lo hacía cando estaba él pues, ya sabe cómo es la gente, lo malinterpretan y empiezan a hablar mal de uno, que porque uno es envidioso o que ya salió el negocio, no, yo lo hice con el fin de ayudar a la gente”, afirmó.
Los servicios de sanación de Farid son gratuitos, su labor consta en preguntar qué dolores tienen los “pacientes”, ya sean articulares, musculares y espirituales, para luego empezar la sanación con energías y “pidiéndole dirección a dios”.
Las personas que recurren a él han sido jóvenes, adultos mayores y ancianos, argumentando la búsqueda de una solución a sus problemas de salud, sin la necesidad de pagar un costoso sistema de salud, encomendándose a las creencias religiosas y la fe, confiando ciegamente en la técnica del sanador milagroso.
Testimonios que fortalecen la fe
Sury es una de las enfermas que asegura haberse curado con la técnica de Farid; con 18 años sufría de dolor cervical y confesó que después de su visita con el sanador de origen tijuanense, logró curarse sin la necesidad de pagar medicinas ni consultas costosas. Ella menciona lo caro del medicamento para su diagnóstico y compara el funcionamiento de la sanación espiritual con la medicina moderna.
“Yo venía con un dolor de hernia, porque tenía una hernia umbilical y me sanó, me quitó mucho el dolor y al parecer no tengo la hernia ahorita (…) eso fue ayer por la tarde y hoy me siento súper bien, de hecho me iban a operar y pues estoy bien (…) incluso venia ayer de unos estudios, me pidieron hacerme muchos y pues sí me ahorré muchas cosas y gracias a dios estoy bien”, comentó.
Así como Sury, hoy en día son cada vez más personas las que se acercan a buscar con el quiropráctico Farid, inclusive afirmando que volverían a asistir con Farid para una nueva sanación convirtiéndose en un símbolo de espiritualidad para los más creyentes y un apoyo para las personas con fe religiosa.
Farid no solo busca ayudar mediante la sanción, sino que afirma que apoya también a personas indigentes en las calles a través de regalos, comida y oraciones, aunque de esto se desconocen testimonios de sus actos.
Este es el tercer sanador milagroso que se ubica en el centro de la ciudad, haciendo que la labor de sanación sea cada vez más conocida y que los transeúntes de la zona recurran más a esta. Cabe mencionar que Mircea Gabriel, el sanador rumano, se estableció inicialmente frente al edificio Carolino, donde largas filas de pacientes esperaban para ser atendidos.
Posteriormente, el rumano se trasladó al Paseo Bravo por indicaciones del Ayuntamiento de Puebla, para prevenir que las filas interrumpieran la circulación peatonal y evitar posibles accidentes, ya que en ocasiones los pacientes se colocaban sobre el arroyo vehicular.
Cuando las multitudes comenzaron a hacer filas en el Paseo Bravo, a la zona llegó Liza Ponce, otra sanadora que utilizaba “agua diamantina” para curar, señalando que acudía en apoyo a la labor de Mircea Gabriel. Tras permanecer algunos días, ambos se retiraron de ahí para seguir sus prácticas en establecimientos particulares.
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