Después de permanecer 77 años en el mismo sitio del Centro Histórico de Puebla, la Farmacia Universal bajará su cortina para siempre. Ubicada en la 5 Norte 203, el local debe ser entregado por solicitud de la administración del edificio, informó su propietario, Don Raúl Estrada Sánchez.
👋¡Adiós, vaquero!
— Diario Cambio (@Diario_Cambio) August 6, 2025
La Famosa Farmacia Universal concluye una época, tras 100 años de historia, ubicada en la calle 5 norte entre la 2 y 4 poniente cerrará sus puertas antes del 31 de este mes de agosto
🎥Gran Angular#diariocambio #Puebla pic.twitter.com/2mWhqetM67
La Farmacia Universal nació como un pequeño negocio familiar hace 124 años, en otro local cercano ubicado en la misma 5 Norte. Fue fundada por Don José Estrada Tapia, originario de Acatlán y padre de Don Raúl, hace 124 años.
➡️ Únete a nuestro canal de WhatsApp para mantenerte informado al estilo de DIARIO CAMBIO
En 1948 se mudaron al número 203, que desde entonces se convirtió en el hogar, refugio y modo de vida para la familia de Don Raúl, que hoy tiene 83 años. Este negocio atendió con calidez y dedicación a generaciones de poblanos, durante más 12 décadas.
“Nos pidieron el local los dueños de acá, las normas dicen que no somos eternos, así que hasta aquí. No nos gustan los pleitos, todo debe de ser como tiene que ser”, expresó el señor Estrada Sánchez.
Recientemente, la administración del edificio le solicitó entregar el local, comentó que la fecha límite es el 31 de agosto, y con ello se cierra una etapa invaluable para Don Raúl, pero para la ciudad se cierra uno de los negocios más históricos del Centro de la Capital.
“Me acaban de informar que hay siete farmacias pequeñas que cerraron. Ya hay más cadenas grandes… ni modos. Ahora me tocó a mí cerrar”, comentó.
Desde su lugar de trabajo, vio pasar generaciones, niños que crecieron, adultos que regresaban con sus propios hijos, y rostros que un día simplemente dejaron de aparecer.
Entre las anécdotas que guarda en la memoria mencionó la de una clienta habitual que un día simplemente dejó de acudir.
“Los hijos y los nietos solo me dijeron que ya había fallecido. Fue triste, pero he visto muchas personas irse”, mencionó.
El local conserva aún los muebles originales como vitrinas antiguas, exhibidores, una báscula con el letrero “sí sirve”, frascos y ampolletas que, aunque caducados, permanecen ahí como testigos de otra época.
“Todo sigue igual”, comentan sus sobrinos nietos, “hay medicamentos que ya nadie tiene, que ya no se fabrican”.
Algunos estantes ya lucen prácticamente vacíos, las vitrinas exhiben unos pocos productos, como señal de que el final de esta historia está llegando y concluirá de forma permanente el último domingo de agosto.
Pero el tiempo y el contexto han cambiado. Don Raúl precisó que, con la llegada de cadenas farmacéuticas, nuevos hábitos de consumo y el aumento de la competencia han golpeado fuertemente a los negocios tradicionales.
Recuerda Don Raúl, junto con su hermana, mantuvo en pie el negocio durante décadas. Como muchas empresas familiares de principios del siglo XX, surgió de la necesidad y se sostuvo con esfuerzo, entrega y amor al oficio.
Aunque el propósito inicial fue la venta de medicamentos, con el paso de los años el enfoque cambió. “La medicina pasó a segundo término, lo que más se vendía eran productos para el estómago”, relata con humor Don Raúl. Sin embargo, lo que realmente distinguía a la Farmacia Universal no era su inventario, sino la atención cercana, cálida y personalizada que ofrecía. “Especial todos los días”, rememora con orgullo, haciendo referencia a cómo trataban a cada cliente como si fuera parte de la familia.
Durante más de un siglo, la Farmacia Universal fue parte esencial del tejido social de Puebla. No solo vendía medicamentos: ofrecía un espacio de confianza, cercanía y comunidad. Muchas familias del Centro Histórico la recuerdan como un lugar donde siempre eran bien atendidos, sin importar el día ni la hora.
La Farmacia Universal cierra sus puertas, pero deja un legado imborrable en la memoria colectiva de la ciudad.