Con la llegada de diciembre, las calles y mercados de Puebla comienzan a llenarse de colores, papel brillante y figuras que anuncian la cercanía de las posadas, y con ello las piñatas.
Este símbolo de las celebraciones navideñas sigue siendo un punto de encuentro entre tradición y creatividad, el trabajo de artesanos que cada año ponen manos al papel, al barro y a la imaginación para ofrecer piezas únicas.
A solo dos calles del mercado La Acocota, Francisca Rodríguez mantiene encendida una tradición que ha pasado de generación en generación, la elaboración de piñatas de barro completamente hechas a mano.
Con una dedicación que se palpa en cada pieza, Francisca produce cada año únicamente tres docenas, pues su proceso artesanal requiere tiempo, cuidado y precisión. Su piñata tradicional, elaborada con barro y decorada al estilo clásico, tiene un costo de 180 pesos y es buscada por familias que buscan celebrar con artículos auténticos y duraderos.
Dentro del mercado La Acocota, el ambiente decembrino también se respira entre los pasillos donde el vendedor Sergio Daniel López ofrece una amplia gama de piñatas que se adaptan a todos los gustos y presupuestos. Para cada temporada navideña, reúne entre 70 y 80 piezas, cuyos precios oscilan entre los 50 y los 350 pesos, dependiendo del diseño, tamaño y nivel de detalle.
Entre su oferta destacan las tradicionales piñatas de siete picos, símbolo de las posadas mexicanas, así como modelos tejidos con especial cuidado. Sergio también vende piñatas con forma de muñecos y personajes, pensadas especialmente para los más pequeños del hogar.
De esta manera, Francisca y Sergio representan dos formas distintas de preservar una tradición que sigue uniendo a las familias durante las fiestas decembrinas: desde la piñata de barro que remite a los orígenes, hasta las coloridas creaciones modernas para las posadas.
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