Sin estolas, sin toga y sin respuesta. Así quedaron al menos 80 alumnos de la Universidad Tecnológica de Izúcar de Matamoros (UTIM), tras ser víctimas de un engaño por parte de la empresa Prestige Graduaciones, originaria del estado de Tlaxcala, que incumplió con la entrega de productos que ya habían sido pagados, justo en la antesala de su ceremonia de graduación.
Los jóvenes, en su mayoría de la Licenciatura en Contaduría Pública, buscaron por cuenta propia opciones para su graduación, ante la ausencia de apoyo institucional para verificar la seriedad de las empresas externas. Lo que parecía una solución accesible, terminó siendo un fraude.
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Ni estola ni reembolso
La empresa ofreció paquetes de graduación desde principios de julio, con precios entre 3 mil 100 y 4 mil 250 pesos, incluyendo toga, estola personalizada, diploma simbólico y sesión fotográfica. A pesar de las promesas y los contratos firmados, el día de la entrega la empresa simplemente no apareció, y hasta ahora no ha devuelto un solo peso.
Cada estudiante de la UTIM perdió al menos 320 pesos por el apartado específico de la estola y toga, aunque quienes pagaron paquetes completos tienen pérdidas mayores. Lo más grave, según relataron en redes sociales, es que ni siquiera reciben respuesta a llamadas, mensajes o reclamos formales. La dirección proporcionada por la empresa es en avenida Independencia, Tlaxcala, pero no ha sido posible localizar al responsable.
Universidad ausente
Este jueves, se llevó a cabo la ceremonia oficial de graduación en la explanada de la UTIM. Los alumnos afectados asistieron con la frustración de haber sido ignorados en un momento clave de su formación, sin que la institución haya emitido algún pronunciamiento ni respaldo legal ante el fraude del que fueron objeto.
La universidad simplemente se deslindó de lo que sucedió a los alumnos, a pesar de que era la graduación y de que tenían que verificar la procedencia de la empresa, al no contar con mecanismos para orientar, advertir o validar a los proveedores que se acercan a sus estudiantes en momentos de alta vulnerabilidad económica y emocional. El nombre de Prestige Graduaciones circuló libremente entre los salones sin que nadie cuestionara su legitimidad.
Los afectados han comenzado a organizarse para exigir lo que por derecho les corresponde: la devolución de su dinero. Además, solicitan a la autoridad universitaria asumir un papel más activo en la protección de su comunidad estudiantil ante prácticas fraudulentas que empañan lo que debió ser uno de los días más memorables de sus vidas.