Siete años después del sismo del 19 de septiembre de 2017, el templo de Santiago Apóstol en Atzala reabrió sus puertas en un acto cargado de memoria y dolor. El recinto fue el escenario de una de las tragedias más desgarradoras en la historia reciente del estado: el colapso de la cúpula durante un bautizo que cobró la vida de once personas, entre ellas una familia entera, incluidos varios niños.
La reapertura oficial se llevó a cabo el jueves 17 de julio en el marco de las festividades patronales, con una ceremonia encabezada por el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, acompañado por la presidenta municipal Verónica Nolasco Tufiño y el subsecretario de Arte de la Secretaría de Cultura estatal, Aurelio Leonor Solís, en representación del gobernador Alejandro Armenta.
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Previo a la misa, una procesión recorrió las calles de la comunidad, marcando el regreso de la vida religiosa al templo, que desde 2017 permanecía en ruinas. La homilía fue un acto de consuelo y dignidad para las familias que perdieron a sus seres queridos aquel trágico día, y también un reconocimiento a la resiliencia del pueblo de Atzala, que no permitió que el templo ni la memoria de sus muertos quedaran en el abandono.
La restauración fue integral y respetuosa del diseño original, de estilo barroco, con trabajos coordinados entre los tres niveles de gobierno y la comunidad. Estructuras reforzadas, conservación arquitectónica y estudios técnicos hicieron posible recuperar no solo un edificio, sino un espacio de encuentro y espiritualidad profundamente arraigado en la identidad de la Mixteca poblana.
Las festividades continuarán hasta el 25 de julio, con actividades religiosas y culturales en honor a Santiago Apóstol. El templo vuelve a ser refugio de fe, pero también testigo perpetuo de una herida que el tiempo no borra.