En lo que va del año, Tehuacán se ha consolidado como una zona de alto interés arqueológico y paleontológico, tras confirmarse la autenticidad de tres hallazgos relevantes: pinturas rupestres, un montículo con efigie de escorpión fechado entre los años 600 y 1100 d.C., así como huellas de dinosaurio, los cuales evidencian la riqueza histórica y prehistórica de la región.
Los descubrimientos se registraron en las juntas auxiliares de Santa María Coapan y Santa Ana Teloxtoc, además del interior de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, lo que posiciona al municipio como un punto estratégico para la investigación científica.
En agosto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia confirmó la autenticidad del Cañón de las Manitas, ubicado en Santa María Coapan, Tehuacán, un sitio arqueológico compuesto por cuatro unidades Tinaja I, II, III y IV con un estado de conservación medio.
De acuerdo con las investigaciones, Tinaja I y II habrían funcionado como espacios ceremoniales de grupos nómadas, con representaciones de manos elaboradas en pigmento blanco y una antigüedad estimada de hasta 10 mil años. En contraste, Tinaja III y IV presentan figuras antropomorfas, zoomorfas y geométricas asociadas al Posclásico mesoamericano, además de restos cerámicos y líticos que refuerzan su relevancia arqueológica.
Posteriormente, en septiembre, el Instituto Nacional de Antropología e Historia confirmó la autenticidad de un montículo efigie con forma de escorpión, elaborado en piedra de travertino y fechado entre los años 600 y 1100 d.C., correspondiente a los periodos Epiclásico Tardío y Posclásico Temprano.
Este hallazgo, registrado en 2014 y publicado en la revista Ancient Mesoamerica, forma parte de un proyecto de investigación sobre antiguos sistemas de canales del Valle de Tehuacán, desarrollado con la participación de instituciones nacionales e internacionales.
Las investigaciones sugieren que el montículo formó parte de un complejo cívico ceremonial vinculado a rituales calendáricos, la observación astronómica y un sistema agrícola intensivo con canales de riego que abarcó aproximadamente 10 mil hectáreas, considerado el más grande y mejor conservado de Mesoamérica.
Además de su simbolismo asociado al planeta Venus y a deidades de la lluvia y el viento, el sitio conserva evidencias arquitectónicas, cerámicas y ofrendas, lo que indica su importancia histórica y su continuidad dentro de las prácticas culturales actuales.
Por otra parte, a inicios de diciembre, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia confirmaron que las huellas localizadas en septiembre de 2025, en la junta auxiliar de Santa Ana Teloxtoc, municipio de Tehuacán, Puebla, dentro de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán, corresponden a dinosaurios de diferentes grupos, con una antigüedad aproximada de 120 millones de años, del periodo Cretácico Inferior.
El estudio corroboró la presencia de un importante conjunto de huellas de dinosaurios herbívoros, carnívoros y voladores en tres localidades: la junta auxiliar de Santa Ana Xaloxtoc, en Tehuacán, donde también participó el paleontólogo Joaquín Arroyo Cabrales, así como Santa Catarina Tehuixtla y San Lucas Teteletitlán, en el municipio de Atexcal.
En cada uno de los sitios de estos hallazgos se documentaron entre cinco y 20 huellas, localizadas en laderas de ríos o al interior de barrancas, dispersas en distintos puntos a lo largo de extensiones que van de los 200 a los 300 metros.
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