Sujetos desconocidos atacaron las camionetas de la presidenta municipal de Huehuetlán El Chico, Guadalupe Espinoza, y de su hija, en un hecho que ha encendido las alarmas políticas y sociales en la demarcación.
Los vehículos, una Mazda roja y una Toyota Hilux gris, estaban estacionados frente al domicilio particular de la edil cuando fueron agredidos con piedras y objetos contundentes. Los parabrisas de ambas unidades resultaron rotos, y en el caso de la camioneta utilizada por su hija, también fueron destruidos los espejos retrovisores.
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El estruendo provocó que la propia presidenta solicitara el apoyo de la Policía Municipal. Aunque los elementos acudieron con rapidez, los agresores ya habían huido del lugar. No se reportaron personas detenidas.
Horas más tarde, medios locales recibieron mensajes anónimos que, presuntamente enviados por los autores del hecho, intentaban justificar el atentado como una expresión de descontento social hacia Guadalupe Espinoza:
“La camioneta de la presidenta y de la hija sufren atentado por el mismo pueblo, ya que el pueblo no aguanta tanta corrupción”.
Este mensaje ha generado inquietud sobre un posible trasfondo de hartazgo ciudadano, más allá de un simple acto vandálico. Las camionetas permanecieron en el sitio en espera del arribo de peritos de la Fiscalía General del Estado, quienes levantaron los primeros indicios para dar inicio a la investigación formal.
Hasta el momento, ni la presidenta Guadalupe Espinoza ni su equipo han emitido un pronunciamiento público. Sin embargo, fuentes oficiales confirman que autoridades estatales y municipales ya tomaron conocimiento del hecho y colaboran en las indagatorias para determinar si se trata de un mensaje político disfrazado de ataque material, o bien de una acción delictiva común.
Este incidente ocurre en un contexto local marcado por crecientes tensiones políticas y sociales, lo que plantea interrogantes sobre la estabilidad institucional y el nivel de descontento de ciertos sectores de la población.