En días recientes, los rumores de cierre de la empresa Pascual, productora de los populares jugos Boing, causaron inquietud entre usuarios de redes sociales. La preocupación se originó por una nota que afirmaba que la Cooperativa estaba “a punto de quebrar” debido a un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas que entraría en vigor en 2026. Sin embargo, al revisar los hechos, la narrativa parece más una alarma política que una realidad empresarial.
Los rumores de cierre contrastan con los planes de expansión
La Cooperativa Pascual, con décadas de trayectoria en el mercado mexicano, anunció importantes proyectos de expansión que contradicen los rumores de cierre. Entre ellos destacan una nueva planta en Nuevo Laredo, Tamaulipas, con una inversión superior a los 600 millones de pesos; otro proyecto en San Juan del Río, Querétaro, con 200 millones de pesos; y un complejo industrial adicional en Querétaro con una inversión de 10 millones de dólares.
La versión que circula sobre una posible quiebra se basa en declaraciones políticas, específicamente de una senadora, y no en comunicados oficiales de la empresa. Se menciona que 4,500 empleos estarían en riesgo, pero no hay evidencia concreta que respalde un cierre inminente. Por el contrario, los planes de expansión sugieren una estrategia de fortalecimiento ante los desafíos actuales del mercado.
Aunque la empresa sí enfrenta riesgos reales, como los cambios regulatorios, la competencia y la necesidad de adaptar sus modelos de negocio a nuevos hábitos de consumo, lo más probable es que estos factores se traduzcan en un ajuste de precios para el consumidor, no en el cese de operaciones.
La narrativa de quiebra parece más una herramienta de presión política frente a las reformas tributarias que una amenaza real. En este contexto, los rumores de cierre perdieron fuerza ante los hechos, pues Boing sigue en pie y con planes de crecimiento.
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