Carlos Manzo, el presidente municipal de Uruapan asesinado durante Día de Muertos, señaló en meses previos al ataque que era blanco de amenazas constantes por su lucha contra el crimen, por lo que pidió ayuda en su momento a la presidenta Claudia Sheinbaum y al secretario de Seguridad Omar García Harfuch para no convertirse en “un alcalde más de los ejecutados”.
Carlos Manzo señaló en entrevistas previas a su ejecución que temía por su vida y no quería convertirse en un número más de alcaldes asesinados.
La preocupación no se detenía en su persona, pues también pedía reforzar a los elementos de seguridad para que tampoco se convirtieran en estadísticas.
El 8 de octubre, Carlos Manzo compartió un comunicado donde pedía a la presidenta Claudia Sheinbaum no retirar a la Guardia Nacional de Uruapan.
Los elementos de la mencionada dependencia solo tenían cinco días en la entidad y no hubo explicación de su retiro.
Por otro lado, el 7 de octubre, Manzo pidió al secretario ejecutivo de la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán proporcionar mejor armamento.
El alcalde quería equipar a los elementos de la policía municipal con ametralladoras Minimi para enfrentar a los criminales con armamento efectivo.
Carlos Manzo y el combate directo contra el crimen organizado
Carlos Manzo se caracterizó por una lucha directa contra el crimen organizado en Uruapan.
En múltiples ocasiones negó la política de “abrazos, no balazos”, del ex presidente Andrés Manuel López Obrador
El alcalde reiteraba una postura de ataque frontal bajo la idea de que “para los delincuentes debe de haber chingadazos cuando atentan contra la gente inocente”.
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