El pasado viernes 3 de enero, Gustavo Pérez Bautista ingresó al Hospital General de Zona 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Apizaco, Tlaxcala, por presentar complicaciones respiratorias, pero el mal manejo de los médicos, combinada con la falta de insumos y equipo, lo llevaron a sufrir un paro cardiaco y a estar muerto durante seis minutos, de acuerdo a sus familiares.
David Pérez, quien es hermano del paciente, indica que, Gustavo tiene varios días internado sin ser atendido por un neumólogo y un neurólogo, y sin un CPAP (equipo de Presión Positiva Continua en la Vía Respiratoria) que requiere como apoyo respiratorio, no obstante, el IMSS no les permite que sus familiares lleven a especialistas que lo valoren ni que aporten de manera externa el equipo que el instituto no tiene.
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“Solo nos están dando la opción de esperar a que muera por una mala praxis de sus médicos y porque el IMSS no tiene los medios, ni los insumos”, dice David Pérez.
David explica que, Gustavo, fue llevado al hospital del IMSS en Apizaco, con posibles síntomas de un accidente cerebro vascular, derivado de una posible apnea del sueño.
Al ser atendido en urgencias, volvió a recobrar el estado de alerta y empezó a hablar de manera correcta, por lo que el médico que lo atendió diagnosticó un EVC transitorio, es decir, un corto periodo de síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular.
David refiere que a Gustavo le empezaron a hacer los estudios médicos necesarios y daban por hecho que al día siguiente lo darían de alta, sin embargo, durante la noche, vuelve a presentar síntomas de apnea del sueño, sin llegar a un paro respiratorio, y la doctora que estaba en urgencias, María del Rayo Victoria Lima Ramírez, toma la decisión de intubarlo.
David relata que, al llegar al hospital, se percata que el médico internista se muestra preocupado al observar la intubación practicada a su hermano.
“¿Todo está bien? Le pregunto al médico y me contesta ‘al parecer sí está bien’, entonces ya me preocupa, ¿cómo que al parecer? Esto no puede ser de parecer”, dijo tras señalar que luego de esto, su hermano empezaba a bajar su nivel de oxígeno.
En ese momento, le avisan a la doctora Lima Ramírez, la cual llega, le quita el tubo y lo intenta volver a intubar, pero sin tener el equipo y los materiales necesarios.
“En ese momento me doy cuenta que no tenían nada: no tenían laringoscopio con la hoja que solicitaba la doctora, no tenían cánula nasofaríngea, no tenían los vvms (que se usan para medir la ventilación voluntaria máxima), ni balones, zondas de aspiración, ni oxímetro de pulso, sino que le pusieron uno de dedal que no es el adecuado”, menciona.
David agrega que, como correspondía, la doctora aplicó los medicamentos para llevar a Gustavo a un estado de coma, pero el problema es que, por la carencia del material y la falta de pericia, otra vez no realizó la intubación de forma correcta y en ese momento se da cuenta que a su hermano no le estaba llegando el oxígeno, pues solo se inflaban las mejillas, pero el tórax no se elevaba.
David recuerda que el internista le comentó que su hermano había entrado en paro y entre los dos iniciaron maniobras de reanimación cardiopulmonar, hasta que llega la esposa de él con una mascarilla laríngea, con la cual Gustavo sale del paro, aunque estuvo por seis minutos muerto.
“Ya lo conectaron al ventilador y cuando se estabilizó lo intentaron volver a intubar, pero como no tenían nada, les tuve que poner el laringo, la hoja, el tubo, la cánula (materiales que él tenía), porque no había nada de equipo y la doctora no tenía un plan de lo que debía hacer, estaba totalmente nerviosa”, menciona David.
Gustavo fue trasladado al Hospital General de Zona No. 1 IMSS La Loma, Tlaxcala, donde lo canalizan a terapia intensiva y, después de recibir la atención adecuada, presenta una mejoría.
David añade que, el domingo 12 de enero, lo trasladan de nueva cuenta a la clínica 2 del IMSS, en Apizaco, pero al regresar se encuentran que no había camas en piso, por lo que dejan a Gustavo en una camilla en urgencias, sin monitoreo y sin colocarle el CPAP que habían recomendado los médicos de Tlaxcala para apoyar su respiración.
“En la noche empezó a desaturar y a tener problemas para respirar, que era lógico si ya lo habían rescatado y no siguieron las recomendaciones. El lunes 13, la urgencióloga nos dice ‘su familiar está muy mal, si me firman ustedes autorización, lo vamos a intubar, pero con lo que tenemos y básicamente no tenemos nada. Vamos a ser más agresivos porque él ya trae lastimada la vía aérea’”, agrega David.
Sin ser intubado, Gustavo resistió, pero su hermano señala que la atención fue “pésima”, pues fue hasta el tercer día que retornó a ese nosocomio para que lo valorara un internista y hasta el pasado jueves, no lo podían canalizar con un neumólogo ni con un neurólogo para valorar los daños que le generó la hipoxia (minutos que estuvo sin recibir oxígeno).
Ante dicha situación, sus familiares han propuesto llevar al hospital a los especialistas pagados por ellos para que lo valoren, pero los directivos les advirtieron que no pueden dejar pasar a personal que no corresponda a la institución.
“A la fecha no tienen un diagnóstico concreto. Le manejaron un infarto cerebral, después dijeron que posiblemente tuviera una trombosis pulmonar, luego que era apnea del sueño, en terapia intensiva le diagnosticaron neumonía y ahora dicen que tiene falla multiorgánica”, comenta otro de los familiares de Gustavo.
Tras haber hecho reclamos por dichas fallas y carencias, señalan que el personal del hospital ya no está dando la atención que requiere Gustavo y tampoco aceptan volverlo a trasladar al hospital de Tlaxcala.
