Solo faltan ocho días para que el cometa 31/Atlas se aproxime a la tierra, y ya provocó una oleada de observaciones desde distintos rincones del planeta.

La más reciente del astrofotógrado Osama Fathi, que trabajó en la oscuridad del Desierto Negro de Egipto para registrar algo que nadie había logrado; la primera fotografía tomada del cometa interestelar 31/Atlas.
El fotógrafo logró aislar al misterioso visitante interestelar que mantiene en vilo al mundo científico. La fotografía se volvió un hito inesperado dentro del seguimiento global del cometa.
Que un aficionado lograra capturar el cometa sorprendió a investigadores de distintos países, no solo por la nitidez del registro sino porque demuestra que, bajo un cielo realmente oscuro y con equipo adecuado, es posible documentar un objeto originado en otro sistema estelar sin depender de instrumentos espaciales de alta complejidad.
El 3I/ATLAS forma parte de un grupo tan diminuto como fascinante: los cometas interestelares. Solo tres de ellos has sido detectado con plena confirmación científica.
Su rareza convierte cada aproximación en una oportunidad irrepetible para estudiar la dinámica de objetos que se formaron en otros sistemas planetarios.

Durante las últimas semanas, instrumentos de la NASA, el telescopio espacial Hubble, el James Webb y sondas rumbo a Marte y Júpiter han registrado datos sobre su trayectoria y actividad.
Sin embargo, la imagen que más impacto generó no provino del espacio, sino de un fotógrafo aficionado en tierra firme.
La noche que cambió la conversación científica
El fotógrafo Osama Fathi explicó su sensación en pleno desierto con un texto que circuló ampliamente:

“Desde el corazón del Desierto Negro de Egipto, donde las colinas volcánicas se alzan como centinelas silenciosos y las acacias se alzan solitarias contra la noche, un objeto de otro sistema estelar se desliza por nuestro cielo: el cometa interestelar 3I/ATLAS”.
Su descripción poética fue replicada rápidamente por la comunidad astronómica, que encontró en la imagen un reflejo exacto de lo observado: un cuerpo celeste débil pero nítido, envuelto por un halo gaseoso y atravesado por un sutil resplandor verde.
Ese tono cian llamó la atención de especialistas en química espacial. Según explicó el propio fotógrafo, proviene de la emisión del radical cianuro presente en la coma del cometa.
“El sutil tono cian del cometa proviene de la tenue emisión de gas radical cianuro en su coma; Una huella química compartida con cometas distantes, pero que llega aquí desde un sistema planetario que nunca veremos”.
Para los científicos, este detalle es clave: permite comparar su composición con la de cometas propios del Sistema Solar y abre interrogantes sobre coincidencias en los procesos de formación planetaria a escalas galácticas.
La técnica detrás de la captura del 31/ATLAS
Fathi utilizó una cámara astromodificada y un objetivo telescópico con aumento óptico de tres veces, alcanzando una distancia focal efectiva cercana a 750 milímetros.
Apiló 60 exposiciones de 60 segundos y otras 60 de 30 segundos, lo que permitió aislar al cometa del fondo estelar pese a su movimiento constante.
La técnica logró resaltar con precisión la coma gaseosa y las dos colas del cometa: una de plasma y otra de polvo, ya confirmadas por la ESA.
Un laboratorio fugaz en el cielo
El cometa no solo exhibe una doble cola activa. Observatorios espaciales informaron variaciones de brillo vinculadas a su rotación y a la sublimación de diferentes materiales volátiles.
La misión Juice de la Agencia Espacial Europea también aportó datos preliminares: cinco de sus instrumentos detectaron señales indirectas de la composición del objeto y, en una imagen parcial de NavCam, se observaron patrones de actividad coincidentes con los registrados desde Egipto.
El interés científico no es menor, el 3I/ATLAS permitirá comparar su comportamiento con los dos cometas interestelares anteriores: 1I/ʻOumuamua, famoso por su trayectoria atípica, y 2I/Borisov, detectado en 2019. Cada nueva observación aporta claves para reconstruir las condiciones físicas de los lugares donde estos objetos se formaron.
Un registro que quedará para la historia
Su imagen llega en un momento crucial: el cometa está a punto de iniciar su retorno definitivo al espacio interestelar. Probablemente nunca vuelva a aproximarse a nuestro Sistema Solar.
“La escena tranquila y hermosa del cometa cruzando el cielo del desierto quedará en mí para siempre”, escribió Fathi.
Para la comunidad científica, la foto cumple una doble función: complementa datos obtenidos por telescopios y sondas, y acerca al público general un fenómeno extraordinario que no se repetirá en generaciones.
La combinación de observaciones terrestres, registros orbitales y análisis interplanetarios permitirá reconstruir con detalle la historia del 3I/ATLAS, incluso mucho después de que desaparezca del cielo.
Mientras tanto, la captura realizada en el Desierto Negro se consolida como un recordatorio de que, en astronomía, grandes descubrimientos pueden llegar desde los lugares más silenciosos y desde las manos de quienes miran el cielo con paciencia, precisión y asombro.
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