Tras la explosión de una pipa de gas en Iztapalapa el pasado 10 de septiembre, Sergio Ángel Soriano, elemento de la Policía Bancaria, reveló cómo vivió los momentos de la tragedia en la CDMX.
Sergio se hizo famoso por ser el policía altruista que ayudó a escapar a Alicia Matías Teodoro, la abuelita que cubrió a su nieta de las llamas con su cuerpo a la hora de la explosión.
El policía reveló que se encontraba a escasos 100 metros de la zona cero de la explosión, por lo que no dudó ni un segundo en correr hacia las llamas para ayudar a quien lo necesitara.
Durante su camino, se topó con Alicia, quien cargaba con su nieta Jazlyn Azuleth mientras escapaba desorientada por el terrible accidente.
En palabras de Sergio Ángel, la mujer tenía la piel deshecha y su ropa se había pegado a su cuerpo y fusionado con la de su nieta, quien presentaba quemaduras en la cabeza y extremidades a pesar de que su abuela la cubrió.
“Veo que trae algo entre sus brazos. Me le acerco y le digo ‘¿estás bien? ¿Qué pasó?’ Y la señora me dice, ‘Mi bebé, mi niña.’ Le digo, ‘Entrégame a la bebé, dámela’. Veo que su ropa y la de la niña se fusionaron, se juntaron, se quemaron juntas”. Narró.
El policía dirigió a la mujer a una zona segura, donde se encontró con su hermana y su cuñado, quienes apoyaron para trasladar a la bebé a un hospital ante el conocimiento de que las ambulancias no llegarían pronto por la magnitud de los daños.
En el transcurso, Sergio Ángel sintió que la bebé moriría en sus brazos. Afortunadamente, pudieron llegar al hospital en donde los médicos estabilizaron a la pequeña Jazlyn.
Sergio Ángel regresó para salvar otras dos vidas
Ángel regresó por Alicia, quien seguía desorientada y con los ojos hundidos tras sobrevivir al terrible estallido y a las voraces llamas.
Una vez que Alicia fue atendida por paramédicos, el policía regresó para ayudar a dos personas más a escapar de la tragedia.
Sergio Ángel puso en riesgo su vida para ayudar a quienes lo necesitaron en ese momento. Desconoce si el destino lo puso en ese lugar para ayudar, pero no dudó ni un segundo en hacerlo.
Como consecuencia de la exposición al humo, el calor y los elementos tóxicos, Sergio Ángel señala que sus sentidos del olfato y el gusto no han sido los mismos, pues le cuesta saborear las cosas y distinguir los olores.
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