Tras los recientes bombardeos norteamericanos contra instalaciones nucleares en Irán, el gobierno de la nación árabe ha advertido a Estados Unidos de una fuerte respuesta por parte de Teherán que, según analistas internacionales, podrían tener distintos frentes de acción.
Irán cuenta con una red militar extendida y diversos aliados regionales, lo que le da margen para responder con ataques a bases estadounidenses en Oriente Medio, interrumpir rutas estratégicas como el Estrecho de Ormuz o incluso reactivar su programa nuclear. Este estrecho, por donde transita el 20 % del petróleo mundial, podría ser bloqueado temporalmente con minas y misiles, elevando los precios globales del crudo y generando presión internacional.
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Además, Irán podría aprovechar su cercanía con bases estadounidenses en países como Kuwait, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, donde un ataque con drones o misiles tendría tiempos de reacción reducidos. También podría reactivar a sus aliados, como los hutíes en Yemen o milicias en Irak, capaces de lanzar ofensivas contra intereses de EE. UU. y sus aliados en la zona.
En el frente nuclear tras los bombardeos, los expertos temen que Irán abandone su cooperación con el OIEA y el Tratado de No Proliferación Nuclear. Aunque sus actividades actuales se declaran pacíficas, el enriquecimiento de uranio al 60 % lo sitúa peligrosamente cerca del umbral armamentístico.
El futuro inmediato revelará si las advertencias iraníes eran disuasorias o el preludio de una escalada mayor en la región.