Un fuerte terremoto de magnitud 7.7 sacudió el sudeste asiático este viernes, con epicentro en el noroeste de Myanmar y una profundidad de 10 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. El movimiento telúrico provocó pánico en Yangón y se sintió incluso en Bangkok, Tailandia, ubicada a mil kilómetros al sur.
Hasta el momento, se han reportado al menos 23 fallecidos: veinte en Myanmar y tres en Bangkok. Sin embargo, se teme que la cifra de víctimas sea mayor. Un rescatista en Mandalay calificó los daños como “enormes” y estimó que las víctimas podrían contarse por cientos. En la capital tailandesa, el colapso de un rascacielos en construcción dejó atrapadas a más de 40 personas.
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Ante la emergencia, la junta militar birmana de Myanmar declaró el estado de emergencia en seis regiones, mientras que la Cruz Roja y la OMS analizan el envío de ayuda humanitaria tras el terremoto.
En Tailandia, la primera ministra Paetongtarn Shinawatra informó que la situación comienza a estabilizarse, aunque se han registrado varias réplicas del terremoto que también afectó Myanmar. Aseguró que no hay riesgo de tsunami y que las edificaciones dañadas son principalmente aquellas en construcción.
Especialistas comparan el sismo de Myanmar y Tailandia con el devastador terremoto de Turquía y Siria en 2023, debido a su intensidad y la vulnerabilidad de la infraestructura en la región, lo que incrementa el riesgo de más víctimas y daños materiales.