Mucho se esperó al pasado 1º de junio, día que marcaría un antes y un después en la vida del Poder Judicial Federal, desde la Suprema Corte hasta los Juzgadores de Distrito, el momento en que, por fin, el pueblo elegiría a sus Juzgadores, a aquellos que velan por la Justicia, a los que por consigna Constitucional garantizan los Derechos Humanos de los gobernados, derechos humanos que, de manera genérica y horizontal, son violados por las Autoridades.
Juzgadores manchados por un desprestigio creado desde la más alta tribuna del ejecutivo, sin pruebas pero tampoco con beneficio de la duda, así empezó esta novela llamada “Reforma Constitucional al Poder Judicial”, al final se consumó, como sea, persuadiendo voluntades de Legisladores y de Ministros, era una maquina que nadie podría detener pues transportaba la voluntad de un Pueblo entero, hambriento de Justicia y cansado de una “corrupta” administración de Justicia por parte del Poder Judicial Federal, la gente creyó en ese discurso, en donde el primer mandatario los señaló así, categóricamente, sin presumir su inocencia, el Pueblo solo siguió la inercia que su líder marco, sin dudas ni reticencias.
En esta comedia jamás se reflexionó sobre las responsabilidades reales que desempeña el Poder Judicial, la línea fue el descredito, para ese efecto se utilizaron todos los medios que se requirieran para que la sociedad avalara dicha acusación, se dijo que, la Corte liberaba delincuentes, que beneficiaba intereses de los “poderosos”, que obraba en contra de los intereses de la sociedad, de los más desprotegidos. Lo que no se aclaró es que muchas de esas responsabilidades no podían achacársele a dicho poder que en su real tarea es la de garantizar los derechos humanos de los ciudadanos, protegiéndolos mediante los medios de defensa constitucional como lo es el Juicio de Amparo, mismo que no se trata de una disputa entre particulares, sino que versa sobre violaciones Constitucionales cometidas por Autoridades, si estas, se equivocan, violan, inobservan o no respetan el Debido Proceso, la Presunción de Inocencia o cualquier Derecho Humano de quién de eso se queja, por supuesto que tendrá que emitir una Resolución protectora, esto es por estricto Derecho, no se equivocó el más alto Tribunal, se equivocaron las Autoridades que llevaron a cabo el Procedimiento, Fiscalías y Juzgados de Primera Instancia, si a alguien habría que culpar a ellos sería. ¿Acaso, si a alguno de nosotros se nos detuviera sin mediar procedimiento, no acudiríamos al Amparo para subsanar esas violaciones?
Este contexto nunca se analizó, solo se acusó de manera directa y sistemática al Poder que no se encontraba sometido, al que significaba el contrapeso, el equilibrio y nuestra única ruta para sentirnos protegidos de actos arbitrarios, el matrimonio entre el poder Ejecutivo y Legislativo estaba consumado, lo que nos quedada fue liquidado por la Reforma Constitucional al Poder Judicial.
El camino tuvo que caminarse, vinieron campañas de candidatos a ocupar un cargo como Juzgadores, chuscas a punto del ridículo, gente si preparación en la Administración de Justicia, improvisados, inconscientes e irresponsables, producto de una selección sospechosa y de una tómbola sin conciencia, operada para obtener los resultados desastrosos que hemos presenciado, lo menos es la incapacidad, lo peor son los candidatos ligados al crimen organizado, con antecedentes delictivos, la Justicia se criminalizó, un strike cantado, por el formato y la falta de aseo del proceso.
Pues el día llegó y el Pueblo bueno, aquel que quería elegir a sus jueces, según el discurso oficial, le dijo que no a las cupulas de Gobierno, el abstencionismo fue abrumador, la falta de credibilidad del proceso, su inexacta difusión, lo confuso de la selección de candidatos y la falta de acuerdo entre la Ciudadanía y el Gobierno hicieron que esta elección fuera un fracaso, un desastre que le costó al Pueblo siete mil millones de pesos del erario público.
Como justificar el escaso 13% (si acaso) de la gente que acudió a las urnas, ¿Este porcentaje, legitima la elección? ¿En el mejor de los escenarios, el resultado es vinculante? Estas son incógnitas que deberá resolver la Autoridad Electoral, el Senado y sus superiores, la gente no tiene la menor intención de elegir a sus Jueces, esa, no es tarea del Pueblo, al Pueblo hay que darle Justicia real, verdadera, cercana y con perspectiva de igualdad, el mensaje que nos debe de dejar esta contienda electoral sería, los Jueces no se eligen porque son producto de un proceso de especialización continua, de una carrera Judicial. Sin duda, estamos siendo testigos de una Democratización al Poder Judicial, FALLIDA.
Esto es a título personal.