La política es ciencia y arte. La administración pública, la legislación y el entramado jurídico del ejercicio público se han vuelto en extremo complejos.
Pero la sensibilidad, el tacto y la empatía de un verdadero político (a) con la gente nunca podrán ser sustituidas por ciencia alguna.
De ahí la radical, la enorme diferencia entre tecnócratas y políticos. Aquellos entienden de libros y estadísticas, pero en poco se identifican con los sentimientos sociales.
En los últimos días hemos presenciado movimientos y reuniones de la burbuja política que aparentemente trazan el escenario rumbo a 2027.
En Cúpula lo hemos subrayado de manera insistente; no se trata de un juego de números o intereses, sino de lealtades. Finalmente, la decisión sobre la fórmula 2027 la va a tomar el jefe político del estado y nadie más.
Sin embargo, hay factores que arrojan luz sobre las condiciones por venir.
Por esencia la política es un mar siempre agitado, convulso. En cuestión de horas de un sol radiante puede desatarse una tempestad.
En mar abierto un ventarrón puede anunciar un ciclón. Solo los capitanes con experiencia pueden vislumbrar un temporal riesgoso.
Nadie puede controlar los factores de una tormenta, pero queda claro que los barcos que sobreviven (como los políticos), son los que se conducen con prudencia y estabilidad.
‘En contrario sensu’, la imprudencia y el protagonismo solo llevan a algunas embarcaciones a encallar, a arriesgarse y exponerse excesivamente para después chocar contra las rocas de la costa y quedar varadas.
Lo mismo sucede con algunos agentes.
Por su parte la Secretaria del Bienestar Laura Artemisa García Chávez es la representación de la mesura y estabilidad.
En su lenguaje no existen los errores. Cada palabra y expresión es serenamente valorada.
La política no solo se evalúa por los aciertos, sino por la forma de evitar los errores. Y la prudencia de Laura Artemisa provoca que no cometa equivocaciones.
Lo hemos dicho en el pasado, García Chávez es la gran revelación del sexenio armentista. Una mujer con sensibilidad y tacto; profundamente empática y solidaria.
Por su vocación humanista será pez en el agua en la Secretaría del Bienestar.
Sin duda es la persona idónea para encabezar la dependencia que conduce la política social.
Su futuro es promisorio. Al tiempo.
Vamos a los cortos en Cúpula.
Guadalupe Leal recibe anticipado regalo de Navidad.
En próximas fechas se habrá de repetir el proceso interno para elegir la dirigencia del Comité Municipal del PAN y todo indica que Guadalupe “Lupita” Leal recibirá un adelantado regalo de Navidad. Entre sus probables adversarias se mencionan a Conny Limón Muñoz o Gabriela Ruiz. Con el respeto que nos merecen ambas damas es evidente que difícilmente podrán darle batalla. Si alguno de esos perfiles se concreta Leal ganará la dirigencia sin mayores complicaciones. Es un regalo anticipado.
Delfino Hernández de Eloxochitlán se hace la víctima
En horas recientes el Secretario de Gobernación Samuel Aguilar Pala señaló que dos presidentes municipales solicitaron protección policiaca; Manuel Alejandro Porras Florentino, de Huixcolotla y Delfino Hernández Hernández, de San Miguel Eloxochitlán.
En el caso de Porras se trata de un temor fundado. El llamado “Operativo Barredora” ya exhibió su presencia en esa zona.
Pero en lo que se refiere a Eloxochitlán se trata de un “show”, un espectáculo.
Delfino y su hermano Honor Hernández construyeron un cacicazgo a través de mandos policiacos que se hacen pasar por ministeriales para amedrentar a la población indígena.
A la par ocurren crímenes que no se esclarecen. La noche del sábado primero de noviembre trascendió un triple homicidio en la comunidad de Tlazolapa.
Eloxochitlán se ha convertido en el principal foco rojo de la Sierra Negra y registra el más alto incremento en asesinatos.
Además de deslaves hay una ola de extorsiones que demandan la urgente atención de las autoridades estatales.
En Eloxochitlán quedan los restos del llamado “Cártel de la Sierra Negra”.
Durante el morenovallismo, Ignacio “Nacho” Salvador ex presidente municipal de Ajalpan, creó un grupo de alcaldes abiertamente coludidos con la delincuencia.
La población los señaló como “El Cártel de la Sierra Negra”. A la llegada del barbosismo, el referido edil fue perseguido y finalmente recluido.
Empero aún quedan discípulos que siguen sus enseñanzas: agobiar y extorsionar a pobladores indígenas que no tienen manera de defenderse.
Eso es lo que sucede en San Miguel Eloxochitlán. Delfino lo sabe perfectamente. Que no se haga la víctima.
Como siempre quedo a sus órdenes.
X @CupulaPuebla
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