Frida Isabel Flores Frida Isabel Flores
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Merecemos conocer la verdad

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Merecemos conocer la verdad
Merecemos conocer la verdad

Esta semana conmemoramos el “Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas”. Más que un simple recordatorio de las injusticias del pasado, esta fecha representa un llamado urgente a la justicia, la memoria y la reparación. Recordar es un acto profundamente político: es defender la verdad en contextos marcados por el horror, donde miles de vidas fueron arrebatadas y muchas más quedaron rotas por la violencia y el silencio impuesto.

Uno de esos momentos fue el 24 de marzo de 1976, cuando un golpe de Estado instauró una dictadura militar en Argentina. Un régimen que ha protagonizado una de las peores violaciones sistemáticas de derechos humanos en la historia del país. En la Dictadura Militar, miles de personas fueron desaparecidas, torturadas y asesinadas por el simple hecho de ser consideradas “enemigas del régimen”. Este régimen, como muchos otros a lo largo de la historia, se sostuvo en la negación de la humanidad de sus víctimas y en el intento deliberado de borrar sus huellas.

Conocer la verdad es un derecho, no un privilegio

El derecho a la verdad es uno de los pilares de la justicia social, y lo es aún más cuando se trata de víctimas de violaciones graves a derechos humanos. Este derecho humano implica la obligación de los Estados de hacer público lo ocurrido, reconocer la magnitud de las violaciones y garantizar que los responsables rindan cuentas. Pero la verdad no es solo una herramienta jurídica; es, ante todo, una necesidad humana. Para las víctimas y sus familias, saber qué ocurrió es una forma de sanar.. Es una manera en la que podemos decirles: “No están solos. Su dolor importa. No han sido olvidados.”

Cuando la verdad sale a flote, las sociedades pueden romper los ciclos de violencia y construir una memoria colectiva que permita la reconciliación. Reconocer los hechos, no solo desde una perspectiva histórica, sino también humana, es un acto de dignidad para las víctimas y les devuelve una parte de su humanidad que se les intentó arrebatar.

La memoria como acto de resistencia

El 24 de marzo recordamos las atrocidades cometidas, pero al mismo tiempo reafirmamos la importancia y el poder de la memoria. Las víctimas de violaciones de derechos humanos, en ocasiones, no solo luchan por justicia, sino para que sus historias sean escuchadas. La memoria histórica no debe ser vista como un obstáculo para avanzar, sino como un punto de partida para construir un futuro donde las violaciones no se repitan.

Hoy, en muchos países, los sobrevivientes y las organizaciones de derechos humanos continúan luchando para que las instituciones asuman su responsabilidad y para que la sociedad, en su conjunto, reconozca la magnitud de lo ocurrido. Las investigaciones y los juicios de los responsables son indispensables, pero también lo es el reconocimiento social y político de las víctimas, que siguen buscando una verdad a contracorriente.

La verdad nos compromete a todas y todos

El Día Internacional del Derecho a la Verdad es recordatorio, sí, para aquellos que vivieron las atrocidades de la dictadura en Argentina, o de otros regímenes similares.También es un mensaje que atraviesa fronteras y generaciones. Nos invita a reflexionar sobre el valor de la memoria, a educar en derechos humanos y a promover una cultura de respeto, justicia y paz.

La verdad no puede ser un lujo reservado para unos cuantos. Es un derecho colectivo que nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener viva la memoria, a enseñar a las futuras generaciones lo que significan los derechos humanos y a fomentar una cultura de paz y respeto. Al conmemorar esta fecha, renovamos nuestro compromiso con la justicia, la reparación y, sobre todo, con la no repetición.

Recordar es también resistir. Es un acto de amor hacia quienes sufrieron, una promesa de que no permitiremos que su historia se borre. El 24 de marzo no es solo una fecha en el calendario: es un llamado a seguir buscando la verdad, a transformar la memoria en acción y a construir, entre todas y todos, un mundo más justo y digno.

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