carlos ramirez Carlos Ramírez
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Ante México, Trump actuó como presidente, no como toro sin cerca

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Ante México, Trump actuó como presidente, no como toro sin cerca
Ante México, Trump actuó como presidente, no como toro sin cerca

Fue el propio presidente Donald Trump el que generó en el ecosistema político el argumento agresivo de que México era un narcoestado y que las bandas productoras y contrabandistas de drogas estaban articuladas orgánicamente al Estado a través de funcionarios públicos. Y fue él que dejó correr –si no es que la estimuló— la versión de que los narcos interrogados por fiscales estadounidenses revelarían públicamente las relaciones políticas del crimen organizado.

Sin embargo, los interrogatorios a El Chapo Guzmán, Ovidio Guzmán López e Ismael El Mayo Zambada –los grandes capos del Cártel de Sinaloa que fue identificado como el número 1 en producción y contrabando de fentanilo– no aportaron nada nuevo al gran argumento de Trump de que habría una revelación que destruiría el narcoestado mexicano.

Las negociaciones con El Chapo, Ovidio y El Mayo se quedaron patinando en los mismos adjetivos de siempre, pero sin la revelación de ningún narcopolítico, aunque la fiscal Pam Bondi y el jefe de la DEA horas antes del cierre de la primera etapa del

 El Mayo ante la Fiscalía volvieron alimentar las expectativas de que el capo iba a cantar nombres y que la Casa Blanca armaría un macroproceso que destruiría el régimen –lo dijo clarito Trump– corrupto de México.

Por lo pronto, el resultado de la confesión de El Mayo –cualquier cosa que haya dicho, insinuado o callado– quedó oculto bajo las llaves judiciales del Departamento de Justicia y desde luego –en caso de haber dado nombres y evidencias concretas–, esa información estaría en cajas de seguridad de la Casa Blanca para ser utilizadas en momentos políticos estratégicos, aunque ya se sabe que no solo para Estados Unidos sino también para México porque cualquier dato que desestabilice a la clase política gobernante en turno en México repercutiría en inestabilidad a las puertas del paraíso estadounidense en reconstrucción.

Ayer mismo, por ejemplo, el poderoso consejero de seguridad nacional de Trump y diseñador de la estrategia de persecución y destrucción de inmigrantes ilegales, Stephen Miller, declaró que los cárteles gobiernan la Ciudad de México, lo que debió interpretarse en Palacio Nacional ya como una mina terrestre interpersonal pero desactivada para estallar aunque utilizada para intimidar.

El sistema de seguridad nacional de Estados Unidos y evidentemente en su relación con México por una frontera de más de 3,200 kilómetros se mueve en el nivel mediático, pero detrás de las declaraciones existen estrategias, circunstancias y oportunidades, y por ello algunos analistas consideran que El Mayo efectivamente habría entregado algunos nombres y circunstancias de complicidad con el sector público mexicano, pero que esa información servirá para nuevas estrategias de seguridad nacional que no se verán en los medios, e inclusive, a mediados de enero del próximo año de 2026 volvería otra vez el tema de la narcolista de los capos del narcotráfico México.

Expertos en temas de seguridad nacional siempre han considerado el sistema de la geopolítica estadounidense se mueve mejor en la clandestinidad y en el acopio de información, pero otros dudan de la eficacia de esa seguridad nacional porque el grave problema de la delincuencia política en México radica en la falta de pruebas. Y ponen como ejemplo el caso de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Felipe Calderón 2006-2012, a quien le ofrecieron beneficios a cambio de información, pero hay indicios judiciales de que se negó a ese tipo de negociación.

De los tres capos que viven ya en prisiones estadounidenses, solo Ovidio buscó negociaciones directas y logró el beneficio de un mejor trato judicial e inclusive consiguió poner a resguardo un a casi medio centenar de amigos y parientes, pero la percepción que se tiene de ese presunto acuerdo ha dejado ver que no hay ningún narcopolítico, narcoempresario, narcopolicía o narcomilitar, que pudiera haber valido el costo de la negociación, aunque a nivel mediático existe la sensación de que sido algunas pistas concretas de las relaciones de poder del narco.

El abogado de El Mayo, Frank Pérez, había enfriado los ánimos sobrecalentados sobre las presuntas confesiones de su narco defendido y dijo que la negociación alcanzada con los fiscales había logrado –eso sí– algunos datos de producción y rutas, con lo que dejó entrever que El Chapo y El Mayo son líderes narcos curtidos en la negociación y que son más valiosos sin dar información que aportando evidencias de la narcopolítica mexicana.

Y al final quedó el dato de que El Mayo habría aceptado entregar 15,000 millones de dólares como “multa”, lo cual estaría indicando como mínimo que su riqueza personal tendría que ser del doble, lo cual, para regocijo de Forbes, lo colocaría como el segundo hombre más rico de México, abajo de los 120,000 millones de dólares del número 1 Carlos Slim Helú. De ese tamaño es la riqueza del narcotráfico en México y de esa dimensión define su poder.

Habrá que esperar a mediados de enero del 2026 para ver si El Mayo realmente negoció o le tomó el pelo a los ingenuos estadounidenses.

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Política para dummies: aun cuando no logra sus objetivos, la no-política es también política.

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El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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Carlos Ramírez

Escritor, analista y autor desde 1990 de la columna Indicador Político; fue subjefe de la sala de prensa de la Presidencia de la República; reportero en El Universal, El Financiero y El Heraldo.