carlos ramirez Carlos Ramírez
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Chile: ola neoliberal desplaza a la ola populista por la crisis

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Chile: ola neoliberal desplaza a la ola populista por la crisis
Indicador Político - Carlos Ramírez

El modelo pendular en proyectos políticos e ideológicos de gobierno ha superado los ciclos de los golpes de Estado que afectaron la estabilidad de la región latinoamericana en poco más de los tres primeros cuartos del Siglo XX. El dato mayor no es militar ni político: el desgaste del populismo oscila hacia el neoliberalismo y en la crisis entonces regresan las figuras conservadoras.

Fidel Castro, Daniel Ortega, Somoza y ahora Nicolás Maduro rompieron el ritmo democrático y profundizaron revoluciones militares para mantenerse en el poder presidencial a pesar de los mandatos electorales en contra; en otros países, el relevo democrático es una salida.

Las sociedades latinoamericanas han encontrado el camino de una estabilidad mínima con el cumplimiento del mandato de las urnas. Pero la historia de la región se puede sintetizar en México: el modelo político del péndulo que oscila entre los extremos: el conservadurismo económico y el liberalismo político, dato que fue registrado nada menos que 1837 por José María Luis Mora al detectar la tensión dinámica como dinamo político y social entre “la marcha política del progreso” y “la marcha política del retroceso”.

Y Edmundo O´Gorman analizó la dialéctica liberalismo-conservadurismo a mediados del Siglo XIX y colocó a los liberales buscando la modernización al estilo norteamericano y los conservadores al estilo español, pero al final los liberales aceptaron lo inevitable de la propuesta de modernización española y los conservadores quedaron convencidos de la propuesta de modernización americana.

Las oscilaciones liberales-conservadoras evitaron muchas veces derramamiento de sangre, pero la situación se complicó en circunstancias como la venezolana con Maduro, quién ha aplicado la técnica de un golpe de Estado político para mantenerse en el poder al que llegó junto con Hugo Chávez a través del respeto a las reglas democráticas y luego desdeñaron esas limitaciones para encadenarse a la silla presidencial, generando las condiciones de una invasión estadounidense, de un golpe de Estado formal o de visos de guerra civil.

Chile acaba de mostrar las oscilaciones pendulares: Allende instauró un régimen socialista-comunista democrático y fue derrocado por los militares apoyados por la Casa Blanca para una dictadura neoliberal en modo brutal; luego Pinochet no aguantó la presión social y tuvo que aceptar salir del poder dejando una democracia vigilada, pero con espacios de reconocimiento al voto ciudadano; regresó la Democracia Cristiana y la crisis política abrió el camino a un gobierno de candidatura socialista-comunista, pero en la práctica más neoliberal que cualquier otro parecido; la izquierda comunista se instaló en La Moneda bombardeada, pero la crisis social y política permitió el regreso electoral de la ultraderecha pinochetista y neoliberal a través del camino democrático.

Hasta ahora de manera interesada y medio forzando las circunstancias, la oposición mexicana está tratando de crear un ambiente que lleve a la conclusión de que la 4T estaría creando las condiciones para ganar un tercer sexenio en la presidencia y el poder legislativo, pero aún si las circunstancias electorales le disminuyeran la mayoría calificada de tres cuartas partes del Congreso para reformas constitucionales.

Sin embargo, desde ahora se puede decir que será muy difícil que la coalición dominante de Morena –en modo que aspira a ser hegemonía– quiera tergiversar la estructura electoral con una reforma que estará rigurosamente vigilada y acotada o que reproduzca los viejos vicios del PRI para apropiarse de votos no democráticos. Hasta ahora, la 4T está confiada en la construcción de una base social-electoral dependiente de las transferencias de dinero en efectivo y directo a una mayoría marginada, pero hay que recordar que el PRI hizo lo mismo hasta que la ciudadanía encontró una opción opositora.

El acento de gobiernos neoliberales de derecha política e ideológica tiene que ver con la batalla de las ideas que las redes sociales han potenciado, pero no hay que perder de vista que esa oscilación pendular ha sido también producto de la acumulación de pobreza, marginación, represión y dominación autoritaria del crimen organizado.

Cuba, Nicaragua y Venezuela son coyunturas excepcionales, pero en el resto de la región latinoamericana existe ya una sociedad madura que es capaz de ejercer su conciencia para convertir su voto en un mandato ciudadano que modifique la correlación de fuerzas ideológicas y productivas.

El auge del neoliberalismo, por lo demás, es producto de la crisis presupuestal de los estados populistas y en esta lógica hay que percibir los votos a la derecha por el agotamiento del Estado que se dedica a subsidiar la pobreza pero no a cambiar la correlación de clases entre la sociedad y solo ancla a sectores sociales bajos a la dependencia a los subsidios regalados.

Chile fue otro campanazo de atención a la crisis del populismo y el regreso pendular del neoliberalismo.

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Política para dummies: la política alcanza para explicar a lucha de clases en términos sencillos.

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Carlos Ramírez

Escritor, analista y autor desde 1990 de la columna Indicador Político; fue subjefe de la sala de prensa de la Presidencia de la República; reportero en El Universal, El Financiero y El Heraldo.