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Crisis de sistema: de clases productivas a padrón social

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Crisis de sistema: de clases productivas a padrón social
Indicador Político - Carlos Ramírez

La crisis por los bloqueos y manifestaciones de productores del campo y de transportistas federales no puede ocultar que estamos frente a una crisis de sistema político: el PRI comenzó a perder su dominio cuando se olvidó o burocratizó el control corporativo de las clases productivas. Morena ni siquiera se preocupó por atender a esas clases productivas y solo se conforma con controlar el padrón de beneficiarios del bienestar.

La genialidad sistémica del presidente Cárdenas lo llevó a transformar el partido caudillista de 1929 a 1938 y organizó como masa controlada por la estructura presidencialista a las clases que participaban en el sistema productivo del lado del proletariado: los campesinos con la CNC, los trabajadores con la CTM y las clases profesionistas y medias vía la CNOP.

Morena solo está controlando a los grupos políticos beneficiarios de los programas sociales y siguió abandonando a los sectores productivos. Las protestas de campesinos, obreros y clases medias están en el fondo de una crisis del sistema político de Morena.

En el sexenio pasado bastó el dominio personalista de la figura del presidente López Obrador para mantener el orden productivo, pero en el sexenio actual existe más interés en burocratizar en modo Morena al sector patronal vía la postración del Consejo Coordinador Empresarial de Francisco Cervantes Díaz a las voluntades de Palacio Nacional, y hasta el todopoderoso empresario Carlos Slim Helú opera más como sector corporativo de Morena como contratista y no como burguesía productiva.

Contrasta, en este contexto, que Palacio Nacional dedique más horas a pastorear al presidente saliente del CCE  y a comenzar a inmovilizar al entrante José Medina Mora que a atender a representantes de los sindicatos que terminaron de disolverse políticamente con Morena, tampoco se ha preocupado en estos siete años de la situación del campo donde están peor que en tiempos de Salinas de Gortari y los profesionales de la producción han sido sustituidos por servidores a la nación del padrón de beneficiarios del bienestar.

La crisis de estructura sistémica que está enfrentando Morena con los casos –por ahora– de transportistas y campesinos y los que vienen de pequeñas y medianas industrias que están cerrando al por mayor por falta de espacio en el modelo neoliberal de producción de Morena pondrá a prueba la nueva estructura sistémica: Cárdenas organizó a campesinos, obreros, clases medias y profesionista para convertirlos en la base electoral del Partido de la Revolución Mexicana.

Morena, en cambio, tiene un modelo sistémico diferente: desactivar a las clases productivas como bases electorales y descansar el acarreo de sufragio de los beneficiarios atados al padrón de bienestar. Sin embargo, los paros y protestas de pequeños empresarios, transportistas y campesinos podrían –y ahí acertaron las percepciones críticas de Bucareli y Palacio Nacional– convertirse en votos opositores si los captan el PRI, el PAN, Movimiento Ciudadano o algunos partidos que se registren con la nueva reforma electoral.

El problema mayor no es electoral sino de estructura sistémica como estabilidad nacional: al controlar a los factores de clase productiva no propietaria, el PRI asumió las posibilidades de administrar la gestión del sistema productivo mediando desde el partido entre burguesía y proletariado, en tanto que Morena perdió esa sensibilidad y pronto se verán los desajustes sistémicos cuando menos en la rebelión como clase productiva de campesinos, obreros y clases medias y profesionales, en tanto que ya los empresarios del CCE parece que ya tienen oficina permanente en la sede del Ejecutivo.

Ahí estará la disputa de votos reales: entre clases productivas, Morena conformándose con convertir el padrón de beneficiarios del bienestar en militancia morenista, en tanto que campesinos, obreros y clases medias y pequeños empresarios tendrán que decidir si el camino de mediano y largo plazo deba superar la protesta callejera y convertirse en voto electoral más contra Morena, que a favor de cualquier partido de oposición. Y si el PRI y el PAN ahora se ponen las pilas políticas, podrían comenzar a establecer compromisos de defensa de intereses de sectores productivos abandonados al garete.

Las votaciones legislativas y de gobernadores de 2027 serán una prueba del modelo de bienestar de Morena y de la posibilidad de que la oposición se convierta en espacio político de la inevitable lucha de clases, pero ahora entre la alianza empresarios-beneficiarios de bienestar-Morena y la posibilidad de que sectores productivos abandonados por el oficialismo morenista conviertan su protesta en voto opositor.

Los bloqueos y marchas de transportistas y campesinos son la primera llamada de atención.

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Política para dummies: en política, el que se enoja siempre pierde.

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Carlos Ramírez

Escritor, analista y autor desde 1990 de la columna Indicador Político; fue subjefe de la sala de prensa de la Presidencia de la República; reportero en El Universal, El Financiero y El Heraldo.