carlos ramirez Carlos Ramírez
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Llegó la hora: o narcopolíticos o 30% de aranceles el viernes

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Llegó la hora: o narcopolíticos o 30% de aranceles el viernes
Llegó la hora: o narcopolíticos o 30% de aranceles el viernes

Cuatro detalles fueron significativos en Palacio Nacional antes de entrar al fin de semana:

–El embajador estadounidense Ronald Johnson inició una serie de audiencias con la presidenta mexicana Sheinbaum Pardo, pero acompañado de empresarios y legisladores. El tema, según fuentes estadounidenses, no fue a apuntalar a México sino plantear su agenda de seguridad, narcopolíticos y estructura jurídica como condicionantes a la relación y la inversión.

–El jueves próximo 30 de julio el presidente Donald Trump decidirá si mantiene su amenaza de aplicar 30% de aranceles a México como instrumento de presión política para que México entregue a narcopolíticos que protegen a los delincuentes y para que destruya –no desmantele, no enfríe, no diluya– a los cárteles del narcotráfico.

–En los últimos días, el gobierno mexicano ha aumentado sus cifras de decomiso sobre todo de huachicol y algo de fentanilo, pero en operaciones que apenas han capturado a pequeños delincuentes operadores, y a ningún gran capo o alto político que desde Estados Unidos consideran que están detrás del funcionamiento de los ahora acreditados como cárteles de narcoterroristas.

–Como dato mayor, en la reunión del embajador Johnson y sus invitados en Palacio Nacional fue significativa la ausencia del canciller Juan Ramón de la Fuente Ramírez, del encargado de comercio exterior Marcelo Ebrard Casaubón y destacó la presencia de los secretarios de Hacienda y de Seguridad Ciudadana. Este pequeño detalle significó de manera sobresaliente la agenda de seguridad de Palacio Nacional con los representantes directos de la Casa Blanca.

Si se recuerda con claridad, el pasado 12 de julio el presidente Donald Trump publicó en su red social una carta que envió a la presidenta mexicana Sheinbaum Pardo para anunciarle su decisión de aumentar 30% de aranceles a México por motivos que tenían que ver específicamente con el tema de la producción de fentanilo en tierras mexicanas, el tráfico hacia Estados Unidos y sobre todo lo que En Washington se considera como la impunidad en el funcionamiento de los cárteles.

La carta de Trump tenía un párrafo clave:

“México ha estado ayudándome a asegurar la frontera, PERO, lo que México ha hecho no es suficiente. México aún no ha detenido a los cárteles que intentan convertir a toda América del Norte en un patio de recreo del narcotráfico”.

Desde su primera presidencia y sobre todo al tomar posesión de su segunda administración, el presidente Trump insistió en que el narcotráfico de México es producto de una complicidad políticos/funcionarios/empresarios con los cárteles del crimen organizado dedicados a la producción y tráfico de drogas. Y de manera políticamente muy agresiva en tanto que fueron declaraciones que quedaron como documento oficial en la memoria histórica de la Casa Blanca, Trump acuñó el concepto de que México es un narcoestado.

Aunque no se ha hecho referencia directa, la conceptualización y racionalización de los argumentos del presidente Trump sobre la narcopolítica mexicana desde el Estado fue producto de la estrategia de seguridad del presidente López Obrador de combatir las causas de la actividad delictiva (la pobreza nacional) y establecer una especie de acuerdo no escrito con los cárteles delictivos para que funcionaran como productores y distribuidores de droga pero no se asentaran en territorio de la soberanía del Estado ni menos aún o cooptaran y corrompieran o asesinarán a funcionarios de los tres niveles de gobierno: los cárteles impusieron su ley y crearon territorios identificados como zonas francas del narcotráfico.

Estados Unidos tiene detenidos, interrogados y negociados a cuatro grandes figuras del narcotráfico en Sinaloa –la capital del fentanilo en México–: Joaquín el Chapo Guzmán Loera, Ovidio Guzmán López, Joaquín Guzmán López e Ismael el Mayo Zambada, los jefes durante años dorados del Cártel de Sinaloa y responsables de acuerdos y pactos políticos con gobernantes de Sinaloa de hace cuando menos tres sexenios. El modelo lopezobradorista se resumió en el concepto de “abrazos, no balazos” y fue el mecanismo de complicidad Estado-carteles para el auge del narcotráfico en partes del territorio mexicano de la soberanía del Estado.

El Gobierno de la presidenta Sheinbaum mantuvo la vigencia de la estrategia de López Obrador hasta la llegada al poder de Donald Trump y a partir de ahí ha comenzado una campaña para decomisos de huachicol y algo de fentanilo, pero sin ningún arresto de los capos que ahora están dirigiendo el Cártel de Sinaloa, entre ellos Iván Archivaldo Guzmán López. Y la prueba la tiene Estados Unidos: el fentanilo se sigue produciendo en Sinaloa y contrabandeando Estados Unidos.

La carta de Trump fue muy clara: narcopolíticos o aranceles a partir del viernes 1 de agosto, aunque el jueves por la tarde se anunciará la decisión de la Casa Blanca.

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Política para dummies: la política es poder cuando se pone por encima de las decisiones de Estado.

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El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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Carlos Ramírez

Escritor, analista y autor desde 1990 de la columna Indicador Político; fue subjefe de la sala de prensa de la Presidencia de la República; reportero en El Universal, El Financiero y El Heraldo.