Mientras se acumulan denuncias por presunta violencia obstétrica y negligencia médica cometidas en la clínica del Dr. Tizcareño W, su padre el Dr. Willebaldo Montiel rompió el silencio y fijó su postura en medio de la polémica. A través de un comunicado se deslinda de las decisiones médicas que se han denunciado y evade salir en defensa de su hijo.
El pronunciamiento se da en medio de una creciente presión pública por testimonios de mujeres que aseguran haber sido maltratadas durante partos, cesáreas y procedimientos ginecológicos bajo la atención del Dr. Tizcareño W, su hijo, quien hasta ahora no ha dado declaraciones formales y ha desaparecido del radar.
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En seis puntos, el comunicado firmado bajo su nombre y cédula, busca sentar distancia frente al escándalo que envuelve a la Clínica de Especialidades Médico Quirúrgicas, ubicada en la 15 Sur 505, dirigida por Willebaldo Montiel Tizcareño, es decir, el Dr. Tizcareño W.
“El Dr. Willebaldo Montiel Ramírez cuenta con las acreditaciones profesionales requeridas por la normatividad vigente para ejercer legalmente la práctica médica”, afirma en el primer apartado del documento. Agrega que sus datos están disponibles en el Registro Nacional de Profesionistas de la SEP.
También subraya que su práctica médica se desarrolla con el respaldo de un equipo de especialistas:
“Las decisiones clínicas tomadas dentro del ejercicio profesional corresponden a la valoración, experiencia y criterio de cada uno de los especialistas, conforme a las particularidades de cada caso”.
Con ello, traslada la responsabilidad operativa a médicos que colaboran en los procedimientos; respecto a las investigaciones, señala que ya entregó la documentación requerida y que todo ha sido canalizado a la Fiscalía estatal.
“La documentación solicitada ha sido entregada de forma completa y oportuna”, aclara, y subraya que “las determinaciones emitidas son exclusivas de dicha autoridad”.
Sobre el ambiente mediático generado por los múltiples señalamientos en su contra, Montiel Ramírez hace un llamado a evitar actos de violencia o linchamiento digital.
“Se rechaza categóricamente cualquier forma de violencia dirigida hacia mi persona o hacia terceros relacionados. La incitación al odio, el acoso o las amenazas no deben normalizarse ni incentivarse bajo ninguna circunstancia”, indicó.
Además, subrayó que esta es su única postura oficial y que cualquier otra versión publicada en medios o redes sociales que no provenga directamente de él deberá considerarse como tergiversada.
Finalmente, cierra el documento reiterando su disposición a colaborar con las autoridades competentes en los procedimientos que continúan en curso.
Hasta el momento, ni el Dr. Tizcareño ni la clínica han dado una respuesta a las decenas de casos documentados por distintos medios en redes sociales. El comunicado, aunque formal, no menciona textualmente el nombre de su hijo, ni ofrece una postura específica ante las denuncias individuales. Se presenta como un intento de deslinde institucional y legal, en un contexto donde los testimonios no han dejado de salir a la luz.
¿Y el Dr. Tizcareño? Tras acusar ciberacoso y solicitar protección, ahora se esfuma de redes sociales
Apenas el 26 de junio el doctor Tizcareño reapareció en Facebook pidiendo al gobernador Alejandro Armenta que lo protegiera bajo la nueva Ley de Ciberasedio y anunciando que su padre estaba hospitalizado. Hoy, sus perfiles en cualquier red social ya no existen.
Hasta hace unos días, su Facebook era el canal principal para comunicar su defensa: publicó una solicitud formal al mandatario estatal para reforzar su seguridad legal ante lo que calificó como ‘ataques en redes’, amparándose en la reciente Ley de Ciberacoso.
Posteriormente, también afirmó en esa misma plataforma que su padre había sido hospitalizado y decía con sarcasmo ‘Ya podrán festejar’.
Pero hoy, después de esas dos últimas apariciones, sus cuentas desaparecieron, lo único evidente es que los perfiles fueron dados de baja o borrados por su creador, coincidiendo con el momento crítico de la clausura de su clínica y encontrarse en medio de la exposición mediática que ha sacado a la luz los casos reiterados de violencia obstétrica.