La Fiscalía General del Estado de Veracruz reactivó la persecución contra Roberto de los Santos de Jesús, alias El Bukanas, uno de los criminales más violentos de la franja montañosa entre Puebla y Veracruz y quien hace una década fue el primer socio de Antonio Valente Martínez, El Toñín, en la operación del robo de combustible.
El organismo lanzó un nuevo llamado ciudadano el 28 de noviembre y ofreció 350 mil pesos de recompensa para obtener información que conduzca a su captura, pese a que hace algunos años el gobierno de Miguel Ángel Yunes había llegado a poner hasta cinco millones con tal de detenerlo.
La renovación del aviso confirma que el caso fue reactivado por completo, sobre todo después de que se le señalara como autor intelectual de la ejecución del exalcalde de Zongolica, Juan Mezhua.
Historia criminal de El Bukanas
La historia criminal de El Bukanas está marcada por un ascenso violento y por su capacidad para moverse entre estructuras policiacas y cárteles. Antes de convertirse en jefe de plaza, fue policía municipal en Río Blanco, Acultzingo y Maltrata, donde tejió los primeros vínculos con operadores delictivos que lo llevaron a incorporarse como entrenador de sicarios del Cártel de Los Zetas, bajo la marca Sangre Nueva. Desde ahí construyó un imperio en las Cumbres de Maltrata y Acultzingo, en la sierra de Zongolica y, ya consolidado, extendió su dominio hacia Puebla por la ruta de Cañada Morelos.
El origen de su presencia en el huachicol poblano está directamente ligado a El Toñín. De acuerdo con publicaciones de CAMBIO del 26 de mayo de 2017 y reportes policíacos de ese periodo, antes de disputarse el control del poliducto Minatitlán–México ambos eran parte de la misma organización.
El Toñín integró a El Bukanas como su lugarteniente alrededor de 2014, cuando comenzaba a formar su estructura en Palmarito Tochapan y el Triángulo Rojo. Sin embargo, la alianza se rompió pronto. Mientras Antonio Martínez intentaba concentrarse únicamente en el negocio del combustible, El Bukanas, con formación zeta, comenzó a expandirse hacia secuestros, cobro de piso y otras actividades violentas que El Toñín rechazaba. Ese desacuerdo detonó una ruptura total y una guerra interna que dejó múltiples muertos en la disputa por tomas clandestinas y rutas de trasiego.
Desde 2017 existe una búsqueda activa para capturarlo, pero ninguna autoridad ha logrado cercarlo. Mandos de seguridad lo ubican moviéndose con total impunidad por las Cumbres de Maltrata, Acultzingo, Zongolica, Tequila, Nogales, Ciudad Mendoza y, del lado poblano, por la zona de Cañada Morelos, donde su estructura mantiene presencia.
Opera en Veracruz y también en Puebla
Las corporaciones han documentado que sigue operando huachicol, asaltos a trenes entre Orizaba y Esperanza, secuestros, extorsiones a migrantes, ejecuciones de políticos y empresarios y tráfico de droga en la región. Fuentes extraoficiales admiten que cuenta con grupos de autodefensa que le sirven como red de protección y lo alertan cada vez que hay un operativo cercano.
El asesinato del exalcalde Juan Mezhua habría sido el detonante para que la Fiscalía veracruzana reactivara públicamente su búsqueda. Desde el 28 de noviembre puso precio a su cabeza y lo volvió a colocar en la agenda pública como el principal generador de violencia en las Altas Montañas. Se trata de un criminal con más de veinte años en activo, que nació dentro de corporaciones policiacas, que se formó con Los Zetas, que fue socio del presunto líder huachicolero de Puebla y que después se convirtió en su enemigo.
Una década después de aquella alianza inicial con El Toñín, el nombre de El Bukanas vuelve a ocupar el centro de la discusión por la inseguridad en la región. La cacería está, otra vez, oficialmente abierta, pero su capacidad para desaparecer entre las montañas de Veracruz y Puebla lo mantiene, como siempre, un paso adelante de las autoridades.
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