Mientras en Puebla los revendedores intentan colocar el codiciado “Bear Cup 2025” de Starbucks en precios que rozan los 4 mil pesos, el mercado digital ha respondido con una alternativa que amenaza con desinflar la especulación. A través de plataformas como MercadoLibre, fabricantes internacionales, principalmente asiáticos, ya ofrecen réplicas del famoso vaso de vidrio a una fracción del costo original, desafiando el monopolio de la reventa local.
Una revisión realizada por Diario CAMBIO detectó múltiples publicaciones donde el vaso con diseño de oso se oferta desde los 80 pesos mexicanos. Aunque se trata de versiones genéricas o “clones” que no se adquirieron en cafetería, visualmente replican las características estéticas del producto viral: el cuerpo de vidrio de doble pared, la forma del oso invertido y la tapa, ofreciendo la misma experiencia visual sin la marca oficial.
El golpe al bolsillo de los especuladores es contundente. Incluso sumando los costos de envío internacional, el precio final para el consumidor poblano oscila entre los 140 y 180 pesos totales. Esto representa apenas el 5 por ciento de lo que piden los revendedores en grupos de Facebook, quienes exigen hasta 4 mil pesos por la pieza “original” de temporada.
La logística de estos productos parece estar cronometrada para la temporada decembrina. Según la información de las plataformas, los envíos están programados para llegar a domicilios en Puebla entre el 10 y el 15 de diciembre. Esto convierte a la réplica en una opción viable para quienes buscaban el artículo como regalo de Navidad, pero que no están dispuestos a pagar sobreprecios abusivos.
Lejos de ser productos de mala calidad, las reseñas de los usuarios que ya han adquirido estas piezas son mayoritariamente positivas. En los comentarios se destaca que el material es vidrio de buena resistencia y que el diseño cumple con lo prometido en las fotos, validando que la manufactura china reaccionó con rapidez ante la tendencia global de los coleccionables de café.
Este fenómeno de mercado pone en jaque a los “tiburones” locales que acapararon las sucursales poblanas la madrugada del lunes. Mientras ellos apuestan a la desesperación del coleccionista que necesita la pieza “ya”, las plataformas digitales ofrecen una salida para el comprador paciente que prioriza su economía sobre la etiqueta de la marca.
La aparición de estos clones no es nueva, ocurre con cada lanzamiento viral (como sucedió con los termos Stanley), pero en esta ocasión llega en tiempo récord. Con opciones por menos de 200 pesos a un clic de distancia, el negocio de revender un vaso de 800 pesos en 4 mil podría desmoronarse antes de que llegue la Navidad.
Así, la “fiebre del oso” toma un nuevo matiz: por un lado, la exclusividad costosa de la reventa; y por el otro, la accesibilidad de la importación directa, dejando al consumidor poblano la decisión final de cuánto vale realmente tener el vaso de moda en su alacena.
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