El curandero rumano Mircea Gabriel publicó en sus redes sociales una fotografía donde se le observa en un consultorio, siendo revisado por un médico. La imagen revela que para atender su salud, el sanador que ha atendido a cientos de poblanos en el Centro Histórico de la capital y en el Paseo Bravo, prefiere ponerse en manos de un especialista.
Mircea Gabriel detalló que sólo acudió para realizarse un chequeo; incluso reveló que algunas personas lo reconocieron y él aprovechó la ocasión para darles “terapia”.
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“Fui por un chequeo y mientras que esperaba, la gente me reconoció y di algunas terapias. Lo bonito es qué las personas me buscan con el pensamiento y de repente aparezco”, comentó el rumano.
Los comentarios no se hicieron esperar por parte de sus más de 73 mil seguidores de TikTok, quienes la preguntaron si se encontraba bien, a lo que respondió que sí, y ratificó que sólo fue un chequeo. No obstante, hubo quien le preguntó por qué tenía que acudir al médico si él es un sanador.
“¿Y por qué no se cura solo?”, preguntó el usuario Diego Betanzos.
El comentario fue respondido por el propio Mircea Gabriel, quien aseguró que no es curandero. Otros usuarios de la red y simpatizantes del rumano salieron en su defensa argumentando que sólo quita dolores, pero debe acudir al médico para atenderse como cualquier otra persona.
Mircea Gabriel, originario de Rumania, llegó a Puebla hace dos meses invitado para ofrecer sesiones de sanación con las manos. Según su testimonio, descubrió su capacidad de manera accidental al intervenir en un percance laboral. Desde entonces ha ofrecido su servicio en tianguis, parques y plazas públicas de distintas ciudades, como Mérida.
En Puebla, comenzó a instalarse junto a la Iglesia de La Compañía, frente al edificio Carolino de la BUAP. Desde ese punto atendió a cientos de personas, algunas provenientes de otras ciudades. Su presencia generó largas filas y aglomeraciones en la zona. Los asistentes aseguraban sentir alivio de dolores físicos y enfermedades tras las sesiones.
Debido a la acumulación de personas y a observaciones del Ayuntamiento sobre el uso del espacio público, Mircea Gabriel se trasladó al Paseo Bravo. Actualmente atiende a un máximo de 30 personas al día, aunque la demanda continúa. Muchos llegan desde temprano con bancos y sombrillas para esperar su turno.