La conmemoración del 5 de Mayo en Puebla no solo evocó la victoria histórica sobre el ejército francés, sino que también marcó otro hito: la primera vez que una mujer presidenta de México, Claudia Sheinbaum, encabeza el desfile, compartiendo con el estado anfitrión y la Federación el simbolismo de esta fecha.
Sheinbaum Pardo fue recibida a su arribo a la capital poblana personalmente por el gobernador Alejandro Armenta, quien lo acompañó durante toda la ceremonia.
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La presidenta se mostró sonriente, atenta, relajada y conversó en varias ocasiones con el mandatario estatal, dejando ver una relación institucional cercana.
El discurso del gobernador Armenta no pasó desapercibido por la presidenta, pues el mensaje hiló con precisión el contexto nacional con los desafíos globales actuales, principalmente, ante la actitud beligerante del presidente estadounidense Donald Trump.
Sheinbaum escuchó con atención y asintió al oír la frase que resumió gran parte del espíritu de su administración: “Los neoconservadores quieren regresar a la época del saqueo y el despojo de las riquezas nacionales”.
Armenta subrayó que, en el marco de la Cuarta Transformación, hay una visión de país soberano en todos los frentes: energético, económico, alimentario, científico y tecnológico.
Las palabras que más retumbaron en el Mausoleo a Ignacio Zaragoza en Los Fuertes, fueron cuando el gobernador destacó el nuevo orden encabezado por Sheinbaum, que implica eliminar privilegios, reducir desigualdades y apostar por una obra pública austera, pero eficaz, todo con un sentido de justicia social y con la mira puesta en democratizar las instituciones.
Durante los 90 minutos que duró el evento, más allá del protocolo, se vio a una presidenta afable, empática y cómoda en Puebla, no hubo rigidez ni distancia.
Su presencia dejó claro que Puebla ocupa un lugar especial en la agenda presidencial.
La visita no solo fue simbólica, fue también política. Puebla está en el ánimo de la presidenta y eso abre posibilidades. Lo de hoy fue un desfile, sí, pero también una señal de los tiempos que vienen.