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La Pasita cumple 109 años: la cantina que convirtió una receta casera en ritual turístico del Centro de Puebla

La bebida fue creada por el abuelo de Emilio Contreras, actual administrador del lugar, durante la primera mitad del siglo pasado; su padre falleció recientemente, pero él y su hermano menor decidieron mantener viva la tradición
La Pasita cumple 109 años: la cantina que convirtió una receta casera en ritual turístico del Centro de Puebla
Emilio Contreras, administrador de La Pasita / Interior de La Pasita

En sus primeros años, el licor “La Pasita” se servía sin queso y el tradicional local en que se vende funcionaba como una tienda de abarrotes, explicó Emilio Contreras, quien junto con su hermano menor administra hoy la cantina ubicada en la 5 Oriente, en el Barrio de Los Sapos. En entrevista con Diario CAMBIO, recordó anécdotas y mencionó algunos de los objetos celebres que se encuentran en las vitrinas del establecimiento.

Contreras señaló que entre los objetos históricos que resguardan están el compás utilizado para trazar el “círculo vicioso”, la pluma del “Ave María” y la fórmula original de “La Pasita” escrita en letras pequeñas. La bebida fue creada por su abuelo durante la primera mitad del siglo pasado. Relató que hace tres meses, tras la muerte de su padre —también llamado Emilio Contreras— decidió mantener viva una tradición de 109 años porque consideró triste dejarla terminar y decir simplemente “hasta aquí no más”.

Al propietario le gusta permanecer detrás de la barra porque es un punto de encuentro para todo tipo de público y un espacio donde disfruta conversar con los parroquianos, quienes consideran la cantina una visita obligada en la ciudad de Puebla. Aunque algunas personas han sugerido remodelar el sitio, Contreras insiste en conservarlo tal como lo heredó de su abuelo y su padre, quienes comenzaron a decorarlo con objetos que coleccionaban.

El padre de los actuales encargados tomó el control de “La Pasita” en 1960, tras la muerte del fundador. A partir de ese año, el negocio dejó de ser tienda de abarrotes para operar exclusivamente como cantina dedicada a la bebida creada por el abuelo de Contreras. En aquella época, el establecimiento sólo contaba con una vitrina que exhibía soldados, pistolas, rifles y cañones pertenecientes al fundador, pero con el tiempo el lugar se llenó de recuerdos que el hijo del creador reunió durante sus viajes.

La Pasita era sin queso

En 1916, cuando el señor Emilio Contreras adquirió la tienda de abarrotes “El Gallo de Oro”, decidió cambiar su nombre a “La Guadalupana” por su devoción a la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, pocos meses después la rebautizó como “La Pasita”, en referencia al licor que elaboró a base de uvas pasas. Como también se vendían quesos, en una ocasión un cliente compró uno y pidió una “Pasita”; al recibir la bebida dijo que la iba a “campechanear” con el lácteo. La combinación le dio buen sabor y terminó por recomendarla.

Además de “La Pasita”, en el establecimiento se vendían licores frutales de limón, naranja, piña y almendra. A finales de los años cincuenta, al hijo de Emilio Contreras se le ocurrió asignarles nombres: el licor de limón se volvió “Calambre”; el de coco, “Fantasma”; la mezcla de tejocote, rompope y crema de cacao, “China Poblana”; y la combinación de zarzamora con jamaica, “Sangre de Brujas”.

La cantina también ganó fama por un reto lanzado a finales de los años cuarenta, cuando el señor Emilio Contreras desafió a los parroquianos a beber 100 copas. Un hombre apodado “El Peterete” lo logró en tres horas y ganó mil pesos; su apodo quedó inscrito en una esquina del local. En 1984, un español alcanzó 93 “pasitas” en el mismo lapso y quedó en segundo lugar. Según el nieto del fundador, lo ha encontrado varias veces en la calle “y siempre está riendo”. Actualmente, el reto persiste, pero en la sucursal ubicada en la 3 Sur 504, donde se ofrecen 50 mil pesos, bebidas gratis y el funeral pagado a quien logre beber 100 copas.

Un abuelo con carisma

Emilio Contreras narró que su abuelo compró la tienda de abarrotes con el dinero de una indemnización que recibió tras ser herido con un rozón de bala en la cabeza durante una batalla. La decisión de iniciar el negocio fue casi fortuita: un día caminaba por el Barrio de Los Sapos, entró a la tienda para pedir agua por el calor y comenzó a platicar con el dueño, quien le comentó que pensaba traspasar el negocio.

Con el dinero disponible y sin interés en continuar la vida militar, decidió probar suerte como comerciante y adquirió la tienda a los 26 años. Su carisma definió el crecimiento del local: hacía bromas, improvisaba versos cuando veía entrar a los clientes y realizaba un truco con un cubilete. Les decía que, si le ganaban, no pagarían la mercancía recién comprada. Aunque los parroquianos solían vencerlo, nunca dejaban de pagar sus productos.

“Llegaba alguien y caía bien a la gente. Eso fue algo muy, muy importante que ayudó a que el negocio empezara a repuntar como tiendita”, recordó el nieto del creador de “La Pasita”.

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Eloy Linares

Eloy Linares

Egresado de la licenciatura en Ciencias Políticas de la BUAP, tengo experiencia como reportero en el Periódico Central, E-Consulta, MPT Noticias, El Gráfico y La Silla Rota.