El creador de contenido Juan de Ávila encendió el debate en redes sociales luego de llevar a cabo un experimento callejero que transmitió en vivo en sus cuentas. Con una cubeta, dos trapos y agua, salió a lavar autos en la vía pública para demostrar que “cualquiera” puede generar ingresos suficientes en un solo día.
La dinámica consistió en ofrecer el servicio de lavado a 150 pesos por unidad. Y entre las 10:30 y las 15:00 horas, Ávila reportó un ingreso de 2,005 pesos, cifra que, según sus propias palabras, triplicaría el salario diario promedio de un empleado en el país.
De acuerdo con el influencer, esto deja en evidencia que el ingreso depende del esfuerzo personal. “Era una chinga, sí; es cómodo, no; es el mejor trabajo del mundo, tampoco, pero saqué 2,000 pesos…”, aseguró durante la transmisión.
Sin embargo, las reacciones en redes sociales no tardaron en llegar, señalando que el resultado estuvo influido por su exposición mediática y red de contactos, condiciones que una persona anónima difícilmente tendría. Asimismo, otros cuestionaron que el ejercicio no demuestra movilidad social sostenida, sino un ingreso puntual sin garantías de continuidad, seguridad social o cobertura médica.
El propio Ávila reconoció su ventaja: “Sí, tuve un gran privilegio y lo aproveché. El chiste es hacer lo que puedas con lo que tienes”. Aun así, la frase “el pobre es pobre porque quiere” generó polémica por simplificar un fenómeno complejo atravesado por desigualdad estructural, bajos salarios y acceso limitado a educación y salud.
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